¿Se acuerdan de CLIBA?
“Lo peor que se puede hacer en la vida, es no prestarle atención a la historia. Esta, inexorablemente va a volver para recordarnos que nunca es gratis ignorarla.
Hace menos de dos años, Quilmes vivía una jornada inusual, con gran movilización de camiones y trabajadores sindicalizados, reclamando estos y sus representantes contra la empresa que los contrataba, CLIBA. En el medio la Municipalidad y su cohorte de funcionarios tan soberbios como ignorantes en muchas cuestiones.
El conflicto se resolvió rápidamente, pero el tiempo dirá si la resolución fue la mejor para los intereses de los quilmeños, en definitiva los que siempre se hacen cargo de los platos rotos.
El Secretario Olivares fue actor principal en esa ajetreada jornada. No se sabe si su accionar fue imparcial o en realidad fue un actor secundario de una maniobra definida de antemano.
Este funcionario, a la noche de esa jornada, anunció que la empresa CLIBA se retiraba de la Municipalidad y esta se haría cargo del servicio, el que sería municipalizado, con un importante ahorro para las arcas municipales.
Casi de inmediato, los ágiles funcionarios cayeron en la cuenta que el costo salarial de la plantilla de camioneros, recolectores y barrenderos, no era compatible con los salarios municipales. Otra vez la respuesta rápida, la empresa Covelia se haría cargo de la totalidad del distrito en cuanto a recolección y disposición de residuos y el barrido de Quilmes.
La solución parecía perfecta, CLIBA, la quejosa, se fue calladita y diríamos con el rabo entre las patas; su personal no quedó desamparado, fue incorporado de inmediato a las huestes de COVELIA, quien en forma sacrificada, le prestaría generosamente los servicios al pueblo de Quilmes. La Municipalidad no ponía un peso. Gestión extraordinaria, eficaz, limpia. Bueno, eso es lo que parecía.
Comencemos por analizar la acción de algunos funcionarios. Inicio el análisis con el desafortunado Secretario Olivares. Primera pequeña confusión. Su accionar confundió dos términos: municipalizar con monopolizar.
En definitiva la diferencia no es tan grande, en definitiva las dos palabras empiezan con la letra m. De ahorrar fondos municipalizando el servicio, terminó otrogándole el monopolio a COVELIA, evidentemente se equivocó de vía y terminó en cualquier lado.
De CLIBA en particular, solo dijo que se había ido en paz, sin nada que reclamar. Todo un visionario este Olivares.
El Secretario de Hacienda, el economista neocolonizador venido del extranjero, había hecho escuela con su discursos sobre los reclamos de CLIBA solicitando ajuste de costos, que eran totalmente inapropiados y que él, solo él, había rechazado cualquier pretensión que afectara los sagrados intereses del Pueblo de Quilmes y muy tranquilo, sin mayor comentario dejó que CLIBA se marchara. Esta en definitiva era solo el Grupo Roggio, tema que merece un párrafo aparte.
El Secretario de Legal y Técnica, el casi yuppie, que se jacta de que sus gustos los paguen los giles, solo atinó a decir que el expediente a él solo se lo trajeron para firmar. Pavada de expedientito que involucraba a decenas de millones de pesos y el principal responsable en lo jurídico solo firmaba, sin análisis alguno.
Si los que leen creen que exagero, solo basta que busquen en las noticias de esos días.
Y por último, el Gran Capitán, que desde la grupa de un brioso caballo criollo observaba el vasto horizonte de su reinado, estaba satisfecho de ver cómo la voluntad casi divina había sido cumplida.
Pero la realidad siempre sorprende o no tanto. Solo desde Proyecto Sur, advertimos que en pliego de la licitación no lo había hecho el Municipio, sino que con seguridad, era la propia CLIBA, sus abogados e ingenieros, la autora intelectual de la base de la contratación. Algún día, dolorosamente el Pueblo de Quilmes conocerá la verdad. Sería bueno que algún hombre honrado del Municipio compare este Pliego con los de otros estados en donde el Grupo Roggio se hizo cargo de este servicio. Estoy seguro que la sorpresa sería grande en cuanto a coincidencias.
Reitero, basta con buscar en las noticias de esos días, para comprobar que advertimos del riesgo de contratar con el Grupo Roggio y su pléyade de abogados. Estamos a un paso de empezar a comprobarlo.
La cuestión es que, poco antes del fin de año pasado, CLIBA volvió, pero esta vez sin el rabo entre las patas, como querrían los soberbios funcionarios. Volvió a Quilmes, pero no a la Municipalidad, sino al Tribunal Contensioso-Administrativo. El planteo es simple, reclama los mayores costos que el economista sin igual le rebotó reiteradamente.
Para colmo, lo que nos costaba alrededor de $ 50.000.000 en el 2010, hoy, en el 2012, la Municipalidad reconoce $ 86.000.000. Va a ser difícil rechazar el reclamo. No solo por los argumentos, sino por los equipos de abogados que se enfrentarán. La pulseada se me hace bastante despareja. A nuestros abogados municipales, solo los veo como muy eficaces para sacarle unos pesos a los pobres vecinos.
Este juicio no se resolverá rápidamente. El municipio apelará hasta el infinito, pero algún día el que si pagará será el Pueblo. Para ese entonces la cohorte de funcionarios, será historia antigua.
El Secretario con pinta de modernoso, quizás peine algunas canas, pero seguirá con la pretensión de que los giles no se acaben. El economista sin par revistará en algún organismos internacional, como premio a su militancia nacional y popular.
¿Y Olivares? En la Memoria colectiva se lo recordará solo como el que permitió que el pato de la fiesta lo pague el Pueblo de Quilmes. Fue la piecita descartable, que posibilitó que COVELIA Y CLIBA redondearan un negocio conjunto.
¿Y el Gran Capitán? Para ese entonces, en Quilmes, el único Capitán en Quilmes, va a ser el reconocido alfajor y el brioso corcel se habrá convertido en un desgreñado y poco presentable petiso. Su jinete no se va a hacer cargo de la cuenta y su reinado futuro con seguridad no va a ser en Quilmes.
Quien no es responsable de sus actos, no merece la consideración colectiva. Gutierrez va a ser recordado y no precisamente bien por esta cuestión y otras más.
Esta la lección de la historia que no se debió ignorar. Primero, jamás se debió rmitir que una parte interesada redacte el pliego de bases y condiciones de una contratación. Nos entregaron atados de pies y manos y mucho menos con un grupo económico de la magnitud de Roggio; segundo, Gutierrez debió renegociar los términos de ese contrato, para no terminar de la forma en que esto conluirá y especialmente, en cuanto a la rescición unilateral por parte de CLIBA sin consecuencias para esta; tercero, no se debió permiitir la violación al propio pliego, con la monopolización del servicio; estamos a escasos días de la conclusión de la prórroga y nadie en Quilmes sabe cuál es la propuesta para resolver la cuestión; cuarto, no se debió permitir las reiteradas violaciones al contrato, modificando las obligaciones de la contratista, sin explicación convincente y pública alguna, la cuestión de los contenedores y el gasto municipal consecuente, sin ahorro alguno para el municipio, es una muestra clara de este error.
Todos estos aspectos que nos enseñará la historia en los días cercanos, los podemos resumir en que solo fue y es posible cuando renunciamos a exigir a los que nos representan que cumplan con su palabra. Haber ignorado esto, nos va a costar caro.
Juan Aníbal Albaytero
Proyecto Sur Quilmes”
El conflicto se resolvió rápidamente, pero el tiempo dirá si la resolución fue la mejor para los intereses de los quilmeños, en definitiva los que siempre se hacen cargo de los platos rotos.
El Secretario Olivares fue actor principal en esa ajetreada jornada. No se sabe si su accionar fue imparcial o en realidad fue un actor secundario de una maniobra definida de antemano.
Este funcionario, a la noche de esa jornada, anunció que la empresa CLIBA se retiraba de la Municipalidad y esta se haría cargo del servicio, el que sería municipalizado, con un importante ahorro para las arcas municipales.
Casi de inmediato, los ágiles funcionarios cayeron en la cuenta que el costo salarial de la plantilla de camioneros, recolectores y barrenderos, no era compatible con los salarios municipales. Otra vez la respuesta rápida, la empresa Covelia se haría cargo de la totalidad del distrito en cuanto a recolección y disposición de residuos y el barrido de Quilmes.
La solución parecía perfecta, CLIBA, la quejosa, se fue calladita y diríamos con el rabo entre las patas; su personal no quedó desamparado, fue incorporado de inmediato a las huestes de COVELIA, quien en forma sacrificada, le prestaría generosamente los servicios al pueblo de Quilmes. La Municipalidad no ponía un peso. Gestión extraordinaria, eficaz, limpia. Bueno, eso es lo que parecía.
Comencemos por analizar la acción de algunos funcionarios. Inicio el análisis con el desafortunado Secretario Olivares. Primera pequeña confusión. Su accionar confundió dos términos: municipalizar con monopolizar.
En definitiva la diferencia no es tan grande, en definitiva las dos palabras empiezan con la letra m. De ahorrar fondos municipalizando el servicio, terminó otrogándole el monopolio a COVELIA, evidentemente se equivocó de vía y terminó en cualquier lado.
De CLIBA en particular, solo dijo que se había ido en paz, sin nada que reclamar. Todo un visionario este Olivares.
El Secretario de Hacienda, el economista neocolonizador venido del extranjero, había hecho escuela con su discursos sobre los reclamos de CLIBA solicitando ajuste de costos, que eran totalmente inapropiados y que él, solo él, había rechazado cualquier pretensión que afectara los sagrados intereses del Pueblo de Quilmes y muy tranquilo, sin mayor comentario dejó que CLIBA se marchara. Esta en definitiva era solo el Grupo Roggio, tema que merece un párrafo aparte.
El Secretario de Legal y Técnica, el casi yuppie, que se jacta de que sus gustos los paguen los giles, solo atinó a decir que el expediente a él solo se lo trajeron para firmar. Pavada de expedientito que involucraba a decenas de millones de pesos y el principal responsable en lo jurídico solo firmaba, sin análisis alguno.
Si los que leen creen que exagero, solo basta que busquen en las noticias de esos días.
Y por último, el Gran Capitán, que desde la grupa de un brioso caballo criollo observaba el vasto horizonte de su reinado, estaba satisfecho de ver cómo la voluntad casi divina había sido cumplida.
Pero la realidad siempre sorprende o no tanto. Solo desde Proyecto Sur, advertimos que en pliego de la licitación no lo había hecho el Municipio, sino que con seguridad, era la propia CLIBA, sus abogados e ingenieros, la autora intelectual de la base de la contratación. Algún día, dolorosamente el Pueblo de Quilmes conocerá la verdad. Sería bueno que algún hombre honrado del Municipio compare este Pliego con los de otros estados en donde el Grupo Roggio se hizo cargo de este servicio. Estoy seguro que la sorpresa sería grande en cuanto a coincidencias.
Reitero, basta con buscar en las noticias de esos días, para comprobar que advertimos del riesgo de contratar con el Grupo Roggio y su pléyade de abogados. Estamos a un paso de empezar a comprobarlo.
La cuestión es que, poco antes del fin de año pasado, CLIBA volvió, pero esta vez sin el rabo entre las patas, como querrían los soberbios funcionarios. Volvió a Quilmes, pero no a la Municipalidad, sino al Tribunal Contensioso-Administrativo. El planteo es simple, reclama los mayores costos que el economista sin igual le rebotó reiteradamente.
Para colmo, lo que nos costaba alrededor de $ 50.000.000 en el 2010, hoy, en el 2012, la Municipalidad reconoce $ 86.000.000. Va a ser difícil rechazar el reclamo. No solo por los argumentos, sino por los equipos de abogados que se enfrentarán. La pulseada se me hace bastante despareja. A nuestros abogados municipales, solo los veo como muy eficaces para sacarle unos pesos a los pobres vecinos.
Este juicio no se resolverá rápidamente. El municipio apelará hasta el infinito, pero algún día el que si pagará será el Pueblo. Para ese entonces la cohorte de funcionarios, será historia antigua.
El Secretario con pinta de modernoso, quizás peine algunas canas, pero seguirá con la pretensión de que los giles no se acaben. El economista sin par revistará en algún organismos internacional, como premio a su militancia nacional y popular.
¿Y Olivares? En la Memoria colectiva se lo recordará solo como el que permitió que el pato de la fiesta lo pague el Pueblo de Quilmes. Fue la piecita descartable, que posibilitó que COVELIA Y CLIBA redondearan un negocio conjunto.
¿Y el Gran Capitán? Para ese entonces, en Quilmes, el único Capitán en Quilmes, va a ser el reconocido alfajor y el brioso corcel se habrá convertido en un desgreñado y poco presentable petiso. Su jinete no se va a hacer cargo de la cuenta y su reinado futuro con seguridad no va a ser en Quilmes.
Quien no es responsable de sus actos, no merece la consideración colectiva. Gutierrez va a ser recordado y no precisamente bien por esta cuestión y otras más.
Esta la lección de la historia que no se debió ignorar. Primero, jamás se debió rmitir que una parte interesada redacte el pliego de bases y condiciones de una contratación. Nos entregaron atados de pies y manos y mucho menos con un grupo económico de la magnitud de Roggio; segundo, Gutierrez debió renegociar los términos de ese contrato, para no terminar de la forma en que esto conluirá y especialmente, en cuanto a la rescición unilateral por parte de CLIBA sin consecuencias para esta; tercero, no se debió permiitir la violación al propio pliego, con la monopolización del servicio; estamos a escasos días de la conclusión de la prórroga y nadie en Quilmes sabe cuál es la propuesta para resolver la cuestión; cuarto, no se debió permitir las reiteradas violaciones al contrato, modificando las obligaciones de la contratista, sin explicación convincente y pública alguna, la cuestión de los contenedores y el gasto municipal consecuente, sin ahorro alguno para el municipio, es una muestra clara de este error.
Todos estos aspectos que nos enseñará la historia en los días cercanos, los podemos resumir en que solo fue y es posible cuando renunciamos a exigir a los que nos representan que cumplan con su palabra. Haber ignorado esto, nos va a costar caro.
Juan Aníbal Albaytero
Proyecto Sur Quilmes”