“Son pelotud*s, parece que estoy sola, parece que laburaran para el enemigo”, eran algunas de las recriminaciones que retumbaban y se podían oír en torno a las oficinas comunales. Su enojo no fue para menos: en medio de un clima caldeado y de una imagen que va en caída libre, Mendoza había preparado mucho su discurso para la tropa, todo frente de sus invitados de lujo, la vicegobernadora Verónica Magario, y el Jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco.
Lo planeó bien. Quiso que todo sea prolijo, con una transmisión vía online en la que militantes aduladores trabajaron “a capa y espada” deshaciéndose en halagos para Mendoza en el foro de la plataforma, todo bajo un estricto filtro en el que cualquier comentario negativo hacia la intendenta desaparecía “por arte de magia”.
Sin embargo, pese a todos los recaudos, había algo que la intendenta no esperaba: mientras adentro del teatro la Jefa Comunal describía un Quilmes de fantasía (donde a la luz de su discurso pareciera no existir la inseguridad y los quilmeños gozarían de una vida de bienestar) afuera del teatro vecinos del Barrio Kolynos (bastión político clave para la Intendenta en 2019, su barrio, donde cerró la campaña) organizaban el primer escrache público a la Intendenta Mendoza por sus promesas incumplidas en la previa electoral.
Al concluir el discurso, los vecinos ya habían tomado la calle y la intendenta quedó acorralada dentro del Teatro, sumamente nerviosa por un escrache frente a Bianco y a Magario. La orden fue inmediata: patovicas, empleados de seguridad del teatro, funcionarios municipales y militantes de La Cámpora formaron un cordón con el que fueron abriendo paso, corriendo a los vecinos para que pueda salir la intendenta y los funcionarios. Hubo empujones a mujeres y se vivió un clima de tensión.
En una jugada infantil, los del cordón humano intentaban tapar el cartel con sus espaldas y brazos para no quedar mal. En la rapidísima retirada, la intendenta se marchó apenas con el brazo en alto saludando a sus militantes y funcionarios que la ovacionaban y le gritaban “gracias intendenta, la queremos”, intentando tapar la voz de los verdaderos vecinos que clamaban por obras y seguridad.
Sin poder disimular su incomodidad la intendenta finalmente se fue del lugar en una jornada que acabaría luego con una catarsis contra sus propios funcionarios y militantes de La Cámpora, a los que luego les recriminaría que no la protegieran de ese escrache de los vecinos (la recriminación puntual para uno de sus funcionarios en este caso recae principalmente sobre el peso de los hombros de su secretario de Seguridad, Gaspar De Stefano, encargado de la custodia de la Intendenta y quien -más allá de todos los homicidios en hechos de inseguridad- esta vez si parece estar en la lupa de la Intendenta por no haberla protegido del escrache vecinal).
Cabe remarcar que ni el blindaje mediático que responde a la Intendenta a cambio de pautas publicitarias del Estado, ni la gacetilla oficial del Municipio, mencionaron ni una sola palabra de lo ocurrido.
Miedo en los punteros de Kolynos:
El papelón de hoy afectó directamente a la facción de La Cámpora que milita en Kolynos, a quien la Intendenta responsabiliza puntualmente por haber perdido por completo el territorio político del barrio. A raíz de esto, por estas horas hay suma preocupación de que la intendenta “les suelte la mano” y de que este escrache les signifique una reducción en la administración de planes sociales y nombramientos que le toca a cada sector de la militancia, herramienta política clave para “mantener tranquila a la tropa”. Cabe destacar que el apoyo de Kolynos a Mayra M. se derrumbó durante el último año, principalmente por las promesas incumplidas en materia de obras públicas (algunas calles no tienen asfaltos y cada vez que llueve las ambulancias no pueden entrar al lugar) y sobre todo en materia de inseguridad, siendo un claro ejemplo el crimen de la joven policía asesinada en el barrio uno de los casos que puso al descubierto la enorme inseguridad que venía viviendo Kolynos desde hace años, y que la intendenta falsamente prometió solucionar.
