¿Qué es el enojo y cómo expresarlo adecuadamente?
Es un estado emocional que varía en intensidad. Va desde una irritación leve hasta una furia e ira intensa, está acompañada de cambios psicológicos y biológicos. La forma natural e instintiva de expresarlo es responder agresivamente, es una respuesta que se adapta a las amenazas, e inspira sentimientos intensos, con frecuencia agresivos, y conductas que nos permiten luchar y defendernos cuando nos sentimos atacados. Por lo tanto, para sobrevivir es necesario un determinado grado de enojo. Pero las leyes, las normas sociales y el sentido común imponen límites respecto de qué hacer con nuestro enojo.
Expresar sus sentimientos de enojo con firmeza pero sin agresividad es la manera más sana de expresar el enojo. Para hacerlo, debe aprender a dejar en claro cuáles son sus necesidades y cómo realizarlas sin lastimar a otros. Ser firme no significa ser prepotente ni exigente; significa respetarse a sí mismo y a los demás. Si siente que actúa de manera que parece fuera de control y que es alarmante, tal vez necesite ayuda de un profesional para encontrar mejores maneras para de lidiar con esta emoción. Los que se enojan con facilidad no siempre insultan y lanzan cosas; a veces se retraen socialmente, se amargan o se enferman, cuando no lo pueden canalizar. El enojo, mal manejado hace daño repercutiendo en el bienestar físico ya que la química de nuestro organismo pierde el equilibrio, y nuestro cuerpo empieza a descargar adrenalina y cortisol para recuperarlo. Las descargas frecuentes de estas substancias deterioran el sistema inmunológico entre otras cosas, por lo que son las enfermedades de fácil acceso. La ira es una emoción y como tal se dispara de forma automática ante determinadas situaciones, en general frente a situaciones que interfieren con nuestros objetivos. Si hemos aguantado demasiado podemos reaccionar por algo nimio. Esto pasa cuando reprimimos el enojo y explota como si fuera una olla a presión. En realidad reaccionamos a todo lo que nos ha ocurrido antes. Como nuestra reacción se considera desmesurada, tenderemos a reprimirnos y aguantar más, en consecuencia nuestra siguiente reacción violenta será mayor y seguiremos en ese círculo vicioso. Para salir de ese círculo vicioso el camino es poder reaccionar de forma inmediata a los problemas y frustraciones, tratando de explicar y explicarnos cómo nos sentimos en este momento. Podemos ser capaces de descubrir los “detonadores”; y comprender la situación desde otro punto de vista. Aprender a relajarnos y a mantener la calma, respirar, salir a otro ambiente. Aprender a poner límites a los demás. La respuesta que le damos a este sentimiento es lo que marca la gran diferencia. Para poder manejarlo, lo que tendría que preguntarse es ¿para qué me sirve el enojo en estos momentos? ¿Qué me estoy diciendo de esto? ¿Es bueno para mí y mi entorno? ¿Qué consecuencias tendría si no lo manejo?
Lic. María Maldonado
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