19 de febrero de 2012

MURIÓ AMALITA FORTABAT, SÍMBOLO DEL MENEMISMO Y LA COMPLICIDAD CIVIL CON LA DICTADURA

MURIÓ AMALITA FORTABAT, SÍMBOLO DEL MENEMISMO Y LA COMPLICIDAD CIVIL CON LA DICTADURA
  
María Amalia Sara Lacroze Reyes Oribe de Fortabat Pourtale, más conocida como Amalia Fortabat o simplemente “Amalita”, falleció a los 90 años producto de complicaciones por su avanzada edad.
Se trataba de una de las empresarias más importantes del país, además de dedicarse a la filantropía y a las colecciones de arte.
En 2000 dejó a su nieto, Alejandro Bengolea, a cargo de la empresa, pero éste renunció dos años después.En 2005, a los 84 años, Fortabat vendió Loma Negra al grupo brasileño Camargo Correa y se concentro en sus actividades filantrópicas y de impulso de las artes.
En 2008 inauguró el Museo Fortabat, en Puerto Madero, que alberga 400 obras de arte de su colección.
Con el gobierno menemista mantuvo estrechos vínculos: el ex presidente Carlos Menem la nombró “embajadora itinerante y plenipotenciaria”.
LA DICTADURA CÍVICO MILITAR
En los años previos al golpe, la gran burguesía agraria e industrial argentina –con nexos cercanos con empresas extranjeras– se agolpaba en el Consejo Empresario Argentino (CEA).
Lo dirigía Martínez de Hoz. Abogado, había participado desde diferentes cargos en el gobierno de la Revolución  de 1955.
Su currículum dice que fue la cabeza de presidencias y directorios de las empresas más encumbradas de la época. Era un número puesto para hacerse cargo de la empresa más grande del país: el Ministerio de Economía. No fue el único hombre por el que se preocuparon por sumar los militares. El otro fue Jaime Perriaux. Los dos fueron clave en el diseño del golpe y en las futuras políticas del régimen.
Perriaux era el líder indiscutido del grupo que llevaba su apellido: un grupo de civiles defensores del liberalismo más crudo.
Entre ellos estaban –además de Martínez de Hoz– Enrique Loncán, Mario Cadenas Madariaga, Luis y Carlos García Martínez, Guillermo Zubarán y Horacio García Belsunce. Había otra usina de poder que interesaba a los militares: el grupo La Plata. Lo encabezaba Alberto Rodríguez Varela. Y eran miembros Jaime Smart, Roberto Durrieux y Raúl Salaberry.
Muchos de ellos, la mayoría, se reciclaron en la democracia. El ministro de Economía de la dictadura era el presidente del Consejo Empresario Argentino, uno de los motores del golpe, y ahí estaban Clarín y La Nación y también Papel Prensa, junto con Techint, Acindar, el grupo Macri, Fortabat, Garovaglio y Zorroaquín (Banco Comercial del Norte), Pescarmona, Bulgheroni, Arcor, Astra, Celulosa, Bunge & Born, Aluar, Soldati, Gotelli, Fate y Pérez Companc. Ese Consejo sería proveedor abundante de funcionarios durante toda la gestión de Martínez de Hoz.