17 de agosto de 2010

UN HOMBRE MAYOR SE MASTURBABA A METROS DE UNA ESCUELA. LA POLICÍA NO LO LLEVÓ POR NO SER HECHA LA DENUNCIA

Un hombre mayor se masturbaba a metros de una escuela. La policía no lo llevó por no ser hecha la denuncia 
 
EL SUCESO OCURRIÓ LA SEMANA PASADA EN LAS CERCANÍAS DE UN COLEGIO DEL BARRIO LA FLORIDA. PESE A SER DELATADO AL 911 LA POLICÍA ARRIBÓ HASTA EL LUGAR Y, LUEGO DE CRUZAR UNAS PALABRAS CON EL DEPRAVADO, NO LO APREHENDIERON “POR EL SIMPLE HECHO DE QUE NADIE RADICÓ LA DENUNCIA”. NO OBSTANTE EL RELATO TRASCIENDE PARA APELAR A LAS CONCIENCIAS DE QUIENES PUEDAN VERSE AFECTADOS EN UNA SITUACIÓN SIMILAR, CON EL FIN DE PREVENIR Y SABER PROCEDER ANTE UNA SITUACIÓN DE ESTAS CARACTERÍSTICAS PARA QUE NO VUELVAN A REPETIRSE BAJO NINGÚN ASPECTO POSIBLE. 
 
Escribe Celeste Vecchio:
El pasado martes 10 de agosto a las aproximadamente 15.20 hs. con mis compañeras de 3º A Humanidades junto a otras chicas de 3º salimos de la clase de Educación Física volviéndonos a nuestras respectivas casas como lo hacemos siempre. Pero esta vez fue diferente tan solo al cruzar la calle. Algunas ya llegaban a la esquina 844 y 873 mientras otras conmigo íbamos sobre la vereda de la ex casa del doctor Oller, al lado del colegio. De repente, algunas sobresaltadas retroceden, caminan rápido y/o por sobre todo, ríen. Un hombre de aproximadamente 65 años vestido con jeans claros, remera manga larga negra con un chaleco gris polar y de estatura aproximada al 1,65 metros se encontraba entre el final de la reja de la casa y el principio del paredón blanco. Al primer golpe de vista, creímos que estaba orinando. Pero no. Este hombre estaba masturbándose mientras miraba a otras chicas que llegaban a la esquina.
Cuando notó que nos percatamos de su desagradable y denigrante acto, cruzó hacia la vereda de enfrente también dirigiéndose a la avenida 844. Sin dudar, lo seguí. Escuché un ‘¡Celeste!’ detrás de mí que lo dejé pasar. Todavía seguía pensando por qué reían. Mientras lo seguí esos diez metros hacia la esquina inmediatamente llamé al 911. Una vez que llegué a la esquina y este hombre (me gustaría decir tantas malas palabras pero voy a tratar de conservar la cordura) entró de inmediato a la Pinturería ‘El buen color’.
Mientras, yo le detallaba a la mujer del otro lado del teléfono lo sucedido, cómo vestía y dónde estaba. Una vez hecho el llamado, me dirigí impotentemente  a mi casa con todas las preguntas del mundo y con una imagen desagradable grabada en mi mente. ¿Por qué fui la única que pensó qué hacer? ¿Por qué reírse? ¿Acaso es gracioso reírse de un posible violador o pedófilo? Resaltemos que dentro de todo este fue un hecho ‘leve’, si se puede describir así. Pero, si este u otro de los tantos malvivientes que están sueltos en nuestros barrios como en toda la Argentina las sigue a su casa y pasa lo que pasa, no creo que se rían. No creo que sea gracioso. Llamen al 911 e informen lo mínimo que pase antes que se agrave.
Al llegar a mi casa recibí un mensaje en el que una chica que entraba en el horario siguiente de clases de Educación Física me decía que la policía había llegado y se encontraba hablando con este hombre. No tuvieron la orden de llevarlo por el simple hecho de que nadie radicó la denuncia. Me arrepiento de no haberme quedado pero, ¿qué iba a ganar? ¿Qué lo suelten por no tener la edad estimada para que vaya a prisión? ¿Esperar a que le digan que no lo haga más y se vaya a su casa tranquilo?
No sé que hubiese pasado si me hubiese quedado pero, mujeres lectoras, la cosa está cada vez peor. ¿Cómo puede ser que se acostumbren a esta denigrante situación? Yo no puedo. No le veo razón de hacer esas cosas en público. Pero él no tiene problema mental. Lo tenemos nosotros al no denunciarlo, al mirar para otro lado, callarnos, quedarnos de brazos cruzados; al no hacer nada. Piensen que puede ser su hijo/a pequeño el que pudo haber pasado por allí mirando. Pudo ser su hija la que iba a la esquina mientras este enfermo la miraba. Pudo ser su padre, su marido, su hermano, su tío, su hijo, su abuelo… el que pudo ser ese hombre. NO se callen. EXPRESENSE.
Una chica me dijo que ‘parecía normal’. La persona más impensada puede convertirse en una pesadilla.