EL EDIL QUILMEÑO DE LA UCR FERNANDO PÉREZ DESTACÓ EN SU ESCRITO LA CRISIS INSTITUCIONAL QUE POR ESTAS HORAS ATRAVIESA EL DISTRITO, HABLÓ DE 'PARALIZACIÓN' DEL CONCEJO DELIBERANTE Y CONVOCÓ A LA DIRIGENCIA POLÍTICA A DEJAR DE LADO EL 'VEDETISMO' Y EL 'PERSONALISMO'
“Existe una gran coincidencia en la Argentina y es que se asiste al fin de ciclo peronista que gobernó los últimos 7 años. En torno a este fenómeno se alzan diferentes motivaciones para hacer frente al kirchnerismo declinante; los partidos políticos, los medios de comunicación y los grupos de interés, fijan en la agenda pública sus prioridades, donde figuran desde la venganza personal y las revanchas sectoriales, hasta las apetencias políticas legítimas de diferentes líderes políticos.
A este conjunto tan heterogéneo, tanto en su naturaleza como en sus objetivos, sin hacer distinción alguna, se lo está denominando “oposición”, manteniendo el juego político a una regla de suma cero con la cual el matrimonio Kirchner ha operado durante toda su gestión y que la cual no piensa abandonar.
Es posible y necesario generar un consenso dentro de las fuerzas políticas tanto en torno a las grandes políticas de estado – ausentes en nuestro distrito – como así también al momento de fijar límites y reglas de juego a un Poder Ejecutivo impermeable al diálogo; siendo consientes que se trata de un arco opositor en donde figuran expresiones ideológicas, partidarias y doctrinarias que resultan ser antagónicas.
Sin perjuicio de lo anterior, también se debe tener presente que cuando se trate de cuestiones de política pública, es factible que la tensión de este arco ceda ante las diferencias naturales que lo componen, resultando en indudable debilitamiento de esta cohesión.
El lenguaje mediático fija estos dos bandos “oficialismo” y “oposición”, creando a esta última como un todo compacto enfrentado en forma monolítica y sin posibilidad de consenso, reproduciendo la lógica del peronismo gobernante. Por estas razones, la oposición debe ser de calidad, debe mantener su identidad y no sucumbir ante la idea tentadora de formar un todo poderoso, pero cuya altura y alcance depende de frágiles circunstancias.
En este contexto, de crisis institucional que vive nuestro distrito, es la dirigencia política en su conjunto la que tiene la responsabilidad de potenciar la búsqueda de los consensos necesarios con el objetivo de encontrar una salida al laberinto político al que hemos llegado.
La paralización del Órgano Legislativo de la ciudad, no es una buena noticia para la democracia. Se lesionan las instituciones y se toma cada episodio como una batalla en la que se obtienen pequeños triunfos y pequeñas derrotas, mientras se debilitan las instituciones de la democracia y se profundiza el divorcio de la sociedad civil con la clase dirigente.
Es por eso que hoy más que nunca, debemos dejar de lado los personalismos, el vedetismo, los intereses individuales o sectoriales; para trabajar con todas nuestras energías en la búsqueda de estos consensos necesarios, que nos permitan afrontar con responsabilidad las discusiones que requiere y requerirá nuestra ciudad.
No es tiempo de divisiones entre los argentinos, es tiempo de buscar las respuestas que la sociedad nos exige. La racionalidad debe provenir de la dirigencia, entendiendo que esa es la manera que se fortalece todo el sistema democrático.
Sería trágico para nuestro distrito que por primera vez desde la recuperación de la democracia, un intendente no inaugure el periodo de sesiones ordinarias. Exponiendo su plan de gobierno y proyectos para todo el año. Si esto sucede, debemos entender que nuestra democracia está enferma y que los únicos que podemos curarla somos los mismos que la dañamos”.
Es posible y necesario generar un consenso dentro de las fuerzas políticas tanto en torno a las grandes políticas de estado – ausentes en nuestro distrito – como así también al momento de fijar límites y reglas de juego a un Poder Ejecutivo impermeable al diálogo; siendo consientes que se trata de un arco opositor en donde figuran expresiones ideológicas, partidarias y doctrinarias que resultan ser antagónicas.
Sin perjuicio de lo anterior, también se debe tener presente que cuando se trate de cuestiones de política pública, es factible que la tensión de este arco ceda ante las diferencias naturales que lo componen, resultando en indudable debilitamiento de esta cohesión.
El lenguaje mediático fija estos dos bandos “oficialismo” y “oposición”, creando a esta última como un todo compacto enfrentado en forma monolítica y sin posibilidad de consenso, reproduciendo la lógica del peronismo gobernante. Por estas razones, la oposición debe ser de calidad, debe mantener su identidad y no sucumbir ante la idea tentadora de formar un todo poderoso, pero cuya altura y alcance depende de frágiles circunstancias.
En este contexto, de crisis institucional que vive nuestro distrito, es la dirigencia política en su conjunto la que tiene la responsabilidad de potenciar la búsqueda de los consensos necesarios con el objetivo de encontrar una salida al laberinto político al que hemos llegado.
La paralización del Órgano Legislativo de la ciudad, no es una buena noticia para la democracia. Se lesionan las instituciones y se toma cada episodio como una batalla en la que se obtienen pequeños triunfos y pequeñas derrotas, mientras se debilitan las instituciones de la democracia y se profundiza el divorcio de la sociedad civil con la clase dirigente.
Es por eso que hoy más que nunca, debemos dejar de lado los personalismos, el vedetismo, los intereses individuales o sectoriales; para trabajar con todas nuestras energías en la búsqueda de estos consensos necesarios, que nos permitan afrontar con responsabilidad las discusiones que requiere y requerirá nuestra ciudad.
No es tiempo de divisiones entre los argentinos, es tiempo de buscar las respuestas que la sociedad nos exige. La racionalidad debe provenir de la dirigencia, entendiendo que esa es la manera que se fortalece todo el sistema democrático.
Sería trágico para nuestro distrito que por primera vez desde la recuperación de la democracia, un intendente no inaugure el periodo de sesiones ordinarias. Exponiendo su plan de gobierno y proyectos para todo el año. Si esto sucede, debemos entender que nuestra democracia está enferma y que los únicos que podemos curarla somos los mismos que la dañamos”.