19 de marzo de 2010

La Justicia finalmente decretó la quiebra de la ex Papelera Massuh

EL JUZGADO NACIONAL EN LO COMERCIAL 26, A CARGO DE MARÍA CRISTINA O’REILLY, DECIDIÓ AVANZAR EN LA CAUSA Y DECRETAR LA QUIEBRA. SE DESCONOCE EL ALCANCE QUE LA MEDIDA JUDICIAL TENDRÁ EN LAS OPERACIONES DE PAPELERA QUILMES.

Como la estatización de sus operaciones no incluyó la condonación de su pasivo, la papelera que hasta la intervención del Gobierno comandó Héctor Massuh finalmente cayó de la cuerda floja en la que venía haciendo equilibrio y quebró.
La empresa del ex presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) estaba en concurso preventivo desde octubre de 1998, cuando acusó al incremento de las importaciones de papel de su crítica situación.
Sin embargo, y a pesar del cambio de modelo económico, no logró recuperarse. En los años sucesivos realizó diferentes propuestas de reestructuración a sus acreedores, sin llegar a buen puerto. Hasta que en abril del año pasado el gobierno kirchnerista decidió estatizarla, designar a Guillermo Moreno al frente del rescate comercial y cambiarle el nombre por el de Papelera Quilmes.
Si bien Moreno ya no está al frente de la compañía, su sucesor siguió el plan de rescate trazado por el Secretario de Comercio Interior para reflotar las plantas de la localidad de Solano y de la provincia de San Luis, donde se produce la marca de cuadernos Laprida.
La empresa acusa deudas por $249 millones, en especial con los bancos Provincia, Nación y Cuidad. También acumula una deuda posconcursal de u$s 30 millones con el fondo canadiense IIG Trade Opportunities. Y enfrentaba 14 pedidos de quiebra, siendo el del fondo Clariant Argentina el más avanzado.
Esta semana, el Juzgado Nacional en lo Comercial 26, a cargo de María Cristina O’Reilly, decidió avanzar en la causa y decretar la quiebra. Fuentes cercanas a la causa confirmaron la información, aunque aclararon desconocer el alcance que la medida judicial tendrá en las operaciones de Papelera Quilmes.
También aseguraron que la quiebra fue bien vista en ámbitos oficiales que impulsan una investigación de la situación patrimonial a la que había llegado la compañía antes del ingreso del Estado, y de la responsabilidad de sus dueños.
De hecho recordaron que el mecanismo usado para el salvataje de la ex Massuh y su transformación en Papelera Quilmes no incluyó la caducidad de la deuda, ni una negociación con los acreedores para sanear dicho pasivo. Aseguraron además que Massuh cobra un canon por el alquiler de sus plantas y, por contrato, debía afrontar la deuda, y en tres años recuperar el control de la firma.
La estatización de la papelera tuvo el visto bueno de Néstor Kirchner. Y una de las primeras medidas del Gobierno fue extender un aporte de $ 4 millones provenientes de la ANSeS para cancelar salarios y poner nuevamente en marcha las plantas.
La intervención se conformó mediante la creación de un fideicomiso financiero y administrativo celebrado por la ANSeS, Nación Fideicomiso, el gremio y el propio Massuh. El contrato contempló la cesión fiduciaria de los bienes de la ex Massuh a Papelera Quilmes por un plazo de tres años y a través de una especie de alquiler con el objetivo de mantener la producción, industrialización, comercialización de pulpa de papel y sus productos y subproductos. También incluyó el traspaso de los 800 empleados.
La historia de conflictos financieros y laborales de Massuh es larga. De hecho, el desembarco del Gobierno se decidió tras una propuesta realizada por los trabajadores que acusaban a Massuh de haber vaciado una de las principales productoras de papel del país.