En Argentina, el trabajo infantil está prohibido por la Ley 26.390.
Además, nuestro país adhiere a la Convención Internacional de los Derechos del Niño, la cual tiene jerarquía constitucional.
A pesar de la existencia de un marco legal, los índices de niños expuestos al trabajo han sido muy altos desde hace décadas y décadas.
Si bien se sabe que el 70 % de los casos se da en el sector agrícola,
no hay registro alguno de los chicos de los carros.
La naturalización por parte del Estado, como así también de la ciudadanía, convierte al trabajo infantil en un flagelo muy difícil de erradicar.
Amén de los peligros que corren circulando entre el tránsito caótico de las ciudades, su salud emocional se ve afectada significativamente.
Sumado a esto, el fantasma
de la deserción escolar o el bajo rendimiento permanece acechándolos todo el tiempo, atentando contra las posibilidades de insertarse en el futuro en el mercado laboral formal.
Sin olvidar que son los estados municipales quienes deberían fiscalizar de oficio la presencia de chicos en los carros, el compromiso ciudadano es también de vital importancia.
Denunciando estas graves situaciones, nos convertimos como sociedad en parte de la solución.
Tengamos presente que, cuando no se combate el trabajo infantil, se está condenando a los chicos a perder el derecho de soñar con un mañana mejor.
@unicefargentina
https://www.instagram.com/reel/DKzGy7_RXQa/?igsh=MWlncW42djZ6YjE4cg==
#diamundialcontraeltrabajoinfantil
#noaltrabajoinfantil
#conloschicosno
#infanciavulnerable
#nuncamastas
