Tuvo un inicio arrollador, un bajón anímico que lo puso en jaque y un cierre prometedor. Después de mucho pelear y sufrir, Quilmes se aseguró uno de los objetivos que se planteó a comienzos de la temporada y logró la clasificación al Reducido de la Primera Nacional para luchar por el segundo ascenso a la Liga Profesional. Y cómo no se van a ilusionar las casi 20 mil almas que dijeron presente en el estadio Centenario, si este Cervecero demostró que tiene con qué dar pelea. El 3-0 contra Deportivo Maipú no hizo más que estirar el buen momento que se encuentra atravesando (seis sin perder, con cuatro victorias y dos empates) y seguir cultivando la ilusión de dejar de una vez por todas el Ascenso. El Huevo Rondina y los jugadores saben que el camino no será para nada sencillo, pero será más ameno si repite lo hecho ayer. Porque tuvo actitud, entrega, juego y la determinación necesaria para pisar fuerte ante un rival que tenía el objetivo de ganar para trepar a puestos de Reducido. A pesar de las bajas sensibles de Esteban Glellel (convocado a la Selección de Siria), Damián Adín (distensión) y Enzo Kalinski (edema muscular), Quilmes fue superior de principio a fin, lastimó principalmente por el sector derecho con las escaladas de Federico Pérez y empezó a darle forma a la goleada con la aparición de Emanuel Herrera, refuerzo cuya habilitación se dilató demasiado pero que viene siendo trascendental. El Cervecero no especuló con el resultado en el segundo tiempo, fue por más y estiró la diferencia a través de los gritos de Lautaro Parisi y del Rayo González. Al Reducido...
