12 de julio de 2023

El Obispo Tissera presidió el Tedeum en la Catedral de Quilmes

El domingo 09 de julio el Padre Obispo Carlos José Tissera presidió el Tedeum en la Catedral de Quilmes, en el 207º aniversario de la Independencia de la Patria: “Estamos aquí dando gracias a Dios por esa generación de hombres y mujeres argentinas que, interpretando un creciente sentimiento de libertad de los pueblos a quienes representaban, asumieron la grave responsabilidad de encauzar los ideales americanistas”, afirmó el obispo de Quilmes, al tiempo que destacó que “La independencia y libertad proclamadas hace más de dos siglos, no siempre se tradujeron en tiempo de paz y progreso para todos. Provincias sin recursos y familias pobres sin casa, con muchos argentinos al borde o fuera del sistema laboral, no reflejan las aspiraciones federales de los congresales en Tucumán.”


Además, Monseñor Tissera se hizo eco de la declaración de los Equipo de Curas de Villas y Barrios Populares de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, titulada: “No se olviden de las y de los pobres”, recordó al Siervo de Dios y primer obispo de Quilmes Jorge Novak, en su 22 º aniversario de fallecimiento, y celebró a la Virgen de Itatí en el día de su fiesta.


La homilía del obispo de Quilmes se transcribe a continuación.


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TEDEUM

Domingo 9 de julio de 2023

Iglesia Catedral – Quilmes


 

Sres. Integrantes del Ejecutivo Municipal

Sres. Legisladores

Sres. Concejales

Autoridades del Poder Judicial

Hermanas y hermanos de otras confesiones cristianas y de otros credos

Autoridades Militares y Policiales

Representantes de las asociaciones intermedias 

Instituciones del Partido de Quilmes

Abanderados, Docentes y alumnos

Personas de los Medios de prensa

Sr. Cura Párroco


Hermanas y hermanos:


El pasaje del Evangelio que hemos escuchado nos presenta a Jesús orando al Padre; alabándolo al sentirse Hijo muy amado, y hermanado con aquellos pequeños a quienes Jesús les ha manifestado ese amor del Padre.


Dios, en Jesucristo, nos hace hermanos. Su amor nos cuida, nos hace pacientes, nos estimula y nos libera de la ceguera de nuestro orgullo y vanidad. Nos revela que, en ese amor, una vida distinta es posible. 


Estamos aquí dando gracias a Dios por esa generación de hombres y mujeres argentinas que, interpretando un creciente sentimiento de libertad de los pueblos a quienes representaban, asumieron la grave responsabilidad de encauzar los ideales americanistas. No pensaron en sí mismos mezquinamente, sino que despojados de ambiciones personales no ahorraron sacrificios para unirse en la causa de la Independencia.


Se solidarizaron con los ideales de otros estados que surgían con la misma vocación. José de San Martín, Manuel Belgrano, Martín Miguel de Güemes y tantos otros Padres de la Patria animaron incondicionalmente a los congresales y cifraron su esperanza en aquel Congreso soberano de julio de 1816.


La independencia y libertad proclamadas hace más de dos siglos, no siempre se tradujeron en tiempo de paz y progreso para todos. Provincias sin recursos y familias pobres sin casa, con muchos argentinos al borde o fuera del sistema laboral, no reflejan las aspiraciones federales de los congresales en Tucumán.


Me hago eco de la declaración que han hecho los Equipo de Curas de Villas y Barrios Populares de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, titulada: “No se olviden de las y de los pobres”.


“El anuncio del Evangelio de Jesús, nos invita al compromiso por el otro y a apostar por la vida comunitaria. Los derechos humanos hoy son ineludiblemente derechos sociales. La democracia no debe dejar a nadie afuera, debe incorporar a todos, especialmente a los rotos, hacerles lugar. ¡No dejemos que nos roben esa esperanza! Muchas veces vemos a las dirigencias de diversos ámbitos desconectadas de la vida concreta de las mayorías, envueltas en internismos, buscando ocupar espacios de poder. No abundan las propuestas concretas que expresen vocación de transformar, de imaginar un sueño que ayude a poner de pié y caminar tras de él. Las y los más pobres se volvieron casi invisibles para la agenda política y mediática, cuando no son objeto de declaraciones insensibles que denotan violencia y aporofobia (rechazo, aversión, temor y desprecio hacia el pobre)


Siguiendo la encíclica “Fratelli Tutti” del Papa Francisco, afirmamos que es imperiosa una política de fraternidad y amistad social arraigada en la vida del pueblo. Sobre todo se trata de encontrar mecanismos para garantizar a todas las personas una vida digna de llamarse humana. Por eso valoramos profundamente la vocación política, la política como servicio, que abre cauces nuevos para que el pueblo se organice y se exprese. Una política no solo para el pueblo sino con el pueblo, arraigada en sus comunidades, y en sus valores, también los religiosos. 


La principal herramienta de transformación que tiene el que gobierna es el Estado. En las villas o barrios populares necesitamos de una presencia inteligente del Estado, de un Estado emprendedor, pero sobre todo de un Estado que entre en la lógica del cuidado de los más frágiles. Es verdad que hay algunas políticas que se vienen enfocando en este sentido, como las vinculadas a la integración socio-urbana de los barrios populares o los programas de abordaje comunitario de las personas que padecen adicciones, pero entendemos que resultan insuficientes. 


La pobreza no es solo escasez de recursos materiales. El lazo social que se rompe en las crisis no se recupera automáticamente en tiempos de bonanza económica. Para revertir las heridas de la crisis, la violencia, la vida en calle, la marginalidad, la adicción, las fatales consecuencias de la desesperanza, la falta de educación, no solo se necesita dinero, sino también poner mucho el cuerpo y mucho tiempo. Urge consolidar y profundizar los programas de cuidado, que organizan la comunidad para la reconstrucción del tejido social.


Para abordar la pobreza multidimensional hay que profundizar estos caminos: techo, tierra, trabajo y reconstrucción de la comunidad. Otra vez el pueblo argentino debe volver a saber que es posible alcanzar una tierra para trabajar, para construir un techo y así cuidar de una familia. Debe redescubrir el camino de la educación como la mejor política de seguridad. Debemos recuperar el cuidado de las infancias, respetar a los abuelos y abuelas, cuidándolos, y aprendiendo de su sabiduría de vida. En definitiva en este tiempo electoral el resumen de lo que queremos expresar es: «No se olviden de las y los pobres».”


Desde esta ciudad de Quilmes, que fue partícipe de las grandes gestas de la Patria, queremos dar gracias en estos 207 años de la Independencia. La imagen de la Casa histórica de Tucumán nos compromete a hacer de este lugar en que vivimos una casa para todos, donde nadie esté excluido. Porque para nosotros la Patria es un regalo de Dios, un don de su amor que estamos llamados a cuidar y a desarrollar. La tierra donde nacimos es símbolo de los brazos de Dios que nos han acogido en este mundo, y el pueblo del que formamos parte es una trama que nos contiene, nos otorga una identidad y un sentido de pertenencia. (Cfr. “Bicentenario de la Independencia. Tiempo para el encuentro fraterno de los argentinos”. Cap. I, II y V. CEA. 2016)


Hoy hacemos memoria de un argentino que sirvió como pastor a la causa de la justicia y de la fraternidad: el Padre Obispo Jorge Novak, a veintidos años de su muerte. Su ejemplo de ciudadano nos estimula en el compromiso de hacer “una patria de hermanos”.


Que la Virgen de Itatí a quien hoy celebramos, nos inspire los caminos para cuidar la fragilidad de nuestro pueblo”


 

+ Carlos José Tissera

Obispo de Quilmes