3 de noviembre de 2022

Cáncer: especialistas de la UNQ desarrollan compuesto para combatir un tumor cerebral


Se trata de glioblastoma, uno de los más agresivos y de difícil abordaje. El desafío con esta droga es pasar del laboratorio a los pacientes.

POR NICOLÁS RETAMAR · 1 NOVIEMBRE, 2022

Especialistas de la Universidad Nacional de Quilmes y el Conicet realizaron el estudio preclínico de un nuevo compuesto antitumoral para el glioblastoma, el tumor cerebral más común en adultos, que además es uno de los más agresivos y complejos para su abordaje terapéutico. La nueva droga, identificada y desarrollada en el Centro de Oncología Molecular y Traslacional (COMTra), y también patentada por la UNQ, se denomina 1A-116, inhibe un elemento en las células tumorales que se llama RAC-1 y está vinculado a varios tipos de cáncer. Además, los investigadores de la UNQ descubrieron que 1A-116 podría revertir la resistencia a otras terapias. Junto con colegas, instituciones públicas y empresas privadas, el trabajo Evaluación preclínica de eficacia y toxicología del inhibidor de RAC1 1A-116 en modelos de glioblastoma humano fue publicado en la revista Cancers.


“Nos interesaba este tipo tumoral porque las opciones terapéuticas son bastante limitadas y es un tumor muy agresivo, entonces desarrollamos un tratamiento complementario para el glioblastoma”, sostiene Georgina Cardama, primera autora del trabajo, especialista en Oncología Experimental y directora de la Plataforma de Servicios Biotecnológicos de la UNQ, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.


También en conversación con esta Agencia, el director de la Unidad de Oncología Traslacional del COMTra y participante de la investigación Daniel Alonso resalta: “Poder desarrollar nuevas drogas para esta variedad de cáncer siempre genera mucha expectativa porque cualquier resultado positivo podría incorporarse a los tratamientos convencionales que ya se vienen usando”.


Una droga necesaria

El glioblastoma es un tumor que suele detectarse en estadios avanzados y no tiene muchas opciones terapéuticas. Cuando es posible, se combina una intervención quirúrgica con quimioterapia o radioterapia. A diferencia de lo que pasó con otras variantes tumorales, cuyos tratamientos mejoraron de forma notable en los últimos años, el abordaje de gliobastoma continúa siendo el mismo, dado que es un tumor complejo, agresivo y difícil para intervenir.


Por eso, desde el COMTra identificaron y desarrollaron la droga 1A-116, que está diseñada para inhibir particularmente la activación de RAC1, una proteína que está vinculada con varias funciones y actividades celulares que se relacionan con la progresión tumoral.


Si bien el trabajo se enfoca en glioblastoma, RAC1 está presente en varios tipos de cáncer y en otras patologías no cancerosas pero emparentadas en su mecanismo, como por ejemplo la psoriasis. En este sentido, 1A-116 (compuesto patentado por la UNQ junto a la empresa Chemo Research en Argentina, Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y China) podría ser útil para otros tratamientos.


Trabajo en equipo

Si bien la investigación fue impulsada por los científicos de la UNQ, el desarrollo no hubiera sido posible sin la participación de otros actores que aportaron sus conocimientos y herramientas para alcanzar los resultados demostrados en la publicación. Así, del proyecto participaron el Laboratorio de Farmacología Molecular de la UNQ; el Instituto de Investigaciones Biomédicas (INBIOMED) de UBA-Conicet; el Centro de Medicina Comparada de la Universidad Nacional del Litoral (UNL); y la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacia de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).


Además, el trabajo tuvo participación del sector privado a través del Laboratorio Elea Phoenix y mAbxcience, empresa biotecnológica que desarrolla, fabrica y comercializa productos biofarmacéuticos. Ignacio Demarco, gerente de desarrollo regional de la empresa, destaca que las empresas privadas no solo se dedican a financiar investigaciones. “Siempre tuvimos una colaboración muy activa, no solo limitada al financiamiento de algunas actividades de investigación, sino muy de ida y vuelta en cuanto a la discusión de experimentos, estrategias y resultados”, subraya ante la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.


En este sentido, Alonso remarca que Elea y mAbxcience “aportan una logística de producto que habitualmente en el ámbito académico no la tenemos. No es lo mismo sintetizar una pequeña cantidad de compuestos para una prueba en células en cultivo a desarrollar a escala industrial un medicamento que eventualmente el día de mañana pueda llegar a los pacientes”.


Si bien el objetivo final es llegar a los pacientes para contribuir al tratamiento de este cáncer, el recorrido realizado hasta ahora no es para menospreciar. “El vínculo público-privado es clave para el desarrollo del proyecto. Esta relación sinérgica permite, además de un continuo proceso de aprendizaje para ambas partes, maximizar las chances de una traslación de conocimientos que va desde el laboratorio hacia una posible aplicación en pacientes”, cierra Cardama.