El Tanque volvió tras algunas molestias y lo hizo con todo: abrió el 2-0 del Cervecero luego de un regalito de Santa.
Las molestias musculares vienen siendo un karma para él. No es fácil llevar adelante un físico con 39 años y jugando en una categoría superprofesional como lo es la Primera Nacional. Pero Mariano Pavone sabe de superación. Por eso, luego de los inconvenientes que lo tuvieron a maltraer en estos días, él cargó nafta y, con el Tanque lleno, abrió el camino de una nueva victoria de Quilmes para volver a meterse en puestos de Reducido: 2-0 a Santamarina y tercer triunfo al hilo en el campeonato (cuarto si se tiene en cuenta la eliminación a San Martín de Tucumán en la Copa Argentina).
Los problemas para el delantero comenzaron en el empate con Brown de Adrogué, cuando debió salir en el entretiempo. A partir de ahí, se perdió tres encuentros para luego reaparecer en el 1-0 a Brown de Puerto Madryn. Sin embargo, las complicaciones siguieron y estuvo ausente contra Atlético de Rafaela. Y en su retorno ante Santa, Pavone metió quinta a fondo y aprovechó el regalito que le hizo la defensa rival para abrir un partido que se había presentado muy chivo: Emilio MacEachen quiso despejar pero terminó asistiendo al 16.
Luego, Julián Bonetto estiró la diferencia en tiempo de descuento para tranquilizar a un Cervecero que le faltó puntería, pero que logró destrabar la situación con su Tanque.
