La campaña da para todo, y la demagogia es una de las herramientas más efectivas: Seducir los oídos del votante con frases vacías, con empleo de halagos, falsas promesas que son populares pero difíciles de cumplir y otros procedimientos similares para convencer al pueblo y convertirlo en instrumento de la propia ambición política. Eso ocurrió con "El asfalto no se come".
Ahora, preocupada por las encuestas, Mayra acude a un rotundo cambio de 'slogan de campaña' respecto al 2019: ante el irrefrenable aumento de su imagen negativa, deja atrás su demagógico slogan "el asfalto no se come" y ahora usa uno completamente opuesto en el que remarca la importancia de pavimentar y afirma que "Continuamos con el plan de asfaltos"