Esas manos, demoledoras y maravillosas, estuvieron justamente en buenas manos desde un comienzo. Sergio Maravilla Martínez salió campeón como sus padres, Susana y Hugo. Ella, ama de casa, era la autora de esas calificadas empanadas que se vendían en los festivales de boxeo que organizaba la familia para que su hijo pudiera pelear. Él, trabajador incansable en el rubro que fuera, se endeudaba casi hasta besar la lona comprando hierro y madera para improvisar el ring y las tribunas. Toda una familia detrás de ese sueño que se escribía a trompada limpia.
En el informe “Ellos lo hicieron”, en Telefe Noticias, hoy conocimos a los papás de Maravilla Martínez. Sus esfuerzos para acompañarlo en todo momento. La reunión entre los padres y los tres hijos para decidir, entre todos, que Sergio dejara de trabajar para dedicarse de lleno al boxeo. El hacer lo imposible para que no se sintiera solo arriba del ring.
Un campeón mundial de boxeo que valora los sacrificios de sus padres y que deja al descubierto en todo momento una “mamitis” tierna y emocionante. Un padre respetuoso, un hijo que nunca pudo tutear a la mamá y una madre que sentía dolores de estómago cada vez que el nene se agarraba a piñas en el cuadrilátero. Una linda historia que une Quilmes y Madrid y que lo llevó a Maravilla Martínez a conquistar el mundo.
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