14 de agosto de 2020

La Mirada de Quilmes Oeste le desea a todos sus lectores un muy feliz día de Quilmes

EN 1665, DESPUÉS DE MÁS DE UN SIGLO DE RESISTENCIA, LOS INDIOS KILMES SON EXPULSADOS POR LOS ESPAÑOLES DE LOS VALLES CALCHAQUÍES, EN LA ACTUAL PROVINCIA DE TUCUMÁN. LOS KILMES SE HABÍAN SUBLEVADO CONTRA LOS CONQUISTADORES, PERO LUEGO DE DIVERSOS ENFRENTAMIENTOS, EL GOBERNADOR DE TUCUMÁN, MERCADO Y VILLACORTA, INVADE EL VALLE REDUCIENDO A LOS PUEBLOS Y DESARRAIGÁNDOLOS DE SUS CERROS. DESTERRADOS, EN UNA LARGA CARAVANA DE FAMILIAS INDÍGENAS, SE LOS OBLIGÓ A REAFINCARSE A MÁS DE 1.000 KILÓMETROS SOBRE UNA BARRANCA FRENTE AL RÍO DE LA PLATA, SUCESO QUE SE DENOMINÓ “REDUCCIÓN DE LA SANTA CRUZ DE LOS INDIOS KILMES”. EL 14 DE AGOSTO DE 1812, EN VIRTUD DEL DECRETO DEL TRIUNVIRATO SE DECLARÓ EXTINTA LA REDUCCIÓN Y A SU VEZ, LA CREACIÓN DE LA LOCALIDAD DE QUILMES. SE TOMÓ ESTE DÍA PARA CONMEMORAR EL ANIVERSARIO DE LA CIUDAD PORQUE NO HAY CONSTANCIA FEHACIENTE DE LA FECHA EXACTA DE LA INSTALACIÓN DE LOS KILMES EN LA RIBERA DEL PLATA. AL DAR POR EXTINGUIDA LA REDUCCIÓN, SE IGUALABA A LOS INDIOS KILMES CON LOS DEMÁS CIUDADANOS.

(Escribe Juan Carlos Gallardo) Kilme y Quilmes son vocablos que refieren a un mismo pueblo, Kilme trae ecos de aguerrida resistencia; El otro, Quilmes, de destierro y supuesta extinción. En su lengua “el kakán” kilme significa "entre cerros" y ese es el lugar, donde la sangre se derramó en defensa de su tierra madre y su cultura, allí se escribió para el olvido de los argentinos una de las páginas más infames de la conquista española y a la vez, el más trágico y sublime capítulo de la resistencia indo americana a la prepotencia imperial. Pero hay que escribirlo: la nación Kilme fue el primer gran movimiento antiimperialista registrado en territorio argentino, mucho antes de que Argentina fuera el país del olvido, donde genocidas como Roca y Diego de Rojas tienen con su nombre Pueblos, Escuelas, calles y monumentos. La historia los destaca como un pueblo guerrero que luchó durante 130 años contra la invasión de la Corona, “El gran valor histórico que tiene este lugar, es la indomable actitud de los americanos por defender la tierra, por defender la patria, por que los cerros, los valles eran la patria, donde nacieron, se criaron y vivieron”, estaban ahí unidos por la adhesión a un hombre que era el mas valiente y unidos a ese sentido de “posesión de un terreno.” Pero su fortaleza se mantuvo desde el año 800 hasta el siglo XVII, donde esta comunidad que alcanzó los 5.000 habitantes construyó, lo que hoy se denomina, las Ruinas Arqueológicas de Quilmes. Las expediciones de conquista fueron iniciativa de particulares financiadas por comerciantes y banqueros, reglamentaban la conquista, explotación de las tierras y de los pueblos. Abiertamente contenía Tres ejes: La Conquista, Colonización y Evangelización; detrás de estos escondidos otros tres, el robo de minerales preciosos, la esclavitud y exterminio, los dos primeros logrados por el gran poder militar y los dos terceros, el genocidio físico y de la  identidad, y de regalo Europeo; El sarampión, la gripe, viruela, papera, malaria, cólera, tuberculosis, sífilis, fueron armas mortíferas para nuestros indios carentes de defensas inmunológicas contra estas y sin medicación adecuada contra las mismas y con los esclavos negros la fiebre amarilla que brotó intensamente en el siglo XVII. En contraposición, resulta paradójico el hecho de que las enfermedades de los indios no afectaron en mayor medida a los blancos. La gran población Originaria en los valles Kalchakíes fue calculada en 55.000 almas; en las llamadas  Guerras Kalchakíes de 1630 a 1643, con tres grandes líderes: El Cacique Juan Kalchakí, Juan Chelemín o Chalimín Curaca que lideró el segundo levantamiento entre 1630 y 1637, continuó en manos del curaca mestizo Luís Enríquez y finalmente entre 1657 y 1666 el Cacique de los Kilme, Martín Iquín, allí en la cima del cerro Alto del Rey; parapetados sobre muros de piedra sobre piedra, los aguerridos Kilme resistieron como Nación; allí es donde sucedió nada menos que el final, de 130 años del asedio genocida  cruel de los conquistadores españoles que llegaban con fuego de arcabuces, cañones, caballería y perros de batalla, mientras que los aborígenes lanzaban piedras, flechas y lanzas. El secreto de haber tolerado tantos años protegiéndose de las avanzadas invasoras sin ser destruidos, radicó en el estratégico lugar en el que se alza la ciudad. Desde los pucarás, cuyo significado es "fortalezas", los indios Kilme controlaban todos y cada uno de los movimientos producidos en el valle, mientras que los altos paredones de piedra del cerro El Cajón les protegía las espaldas. No sólo resistían en su ciudad fortificada sino que salían de ella en malón al mando del cacique Martín Iquín, a destruir las ciudades que iban fundando los españoles manteniendo a su enemigo a raya, evitando las escaramuzas en suelo llano y refugiándose en sus ¨pucaras¨, la resistencia india se transfiguró en una suerte de guerra de guerrillas. Se peleaba en las montañas para evitar combates  abiertos en los que los arcabuces y los cañones españoles hacían la diferencia así atacaban y escapaban. El gobernador Mercado y Villacorta tomó personalmente la ofensiva final, invadió el valle  y sitió a los kilme en su reducto durante todo un año. Lograron aislarlo cortando el acceso a los bosques de caza y la destrucción sistemática de sus cultivos quemando sus cosechas y cortándoles los cursos de agua; No pudo vencerlos por las armas, no por la fuerza, Sólo logró rendirlos por hambre y por sed, con el Curaca Martín  Iquín solo quedaban pocos guerreros, mujeres, niños y ancianos, muchos de los cuales se arrojaban al vacío desde los peñones para no caer esclavos. Tras una resistencia sanguinaria, por esta estrategia cobarde del gobernador, deben ceder y cae el último cerro amado; el legendario jefe que resistió con guerra de guerrillas, el lunes 26 de octubre de 1665 sitiado arriba del pucará, por el hambre y la sed tuvo que pactar la rendición logrando permiso de levantar la última apacheta, el último culto a la Pachamama como despedida y entregar todo; entre noviembre y enero de 1666 exiliados según “lo establecido para  los pueblos más bravos al paraje más alejado a su lugar de origen,” La rendición fue acompañada por el más grande y  feroz proceso de destierro del que se conoce en la historia de los pueblos, La derrota de Kilme implicó el desplazamiento forzoso de casi 2.000 originarios, que partieron a caminar el dolor que lleva a la esclavitud, unas trescientas familias fueron enviadas, en una penosa travesía a pie en la que muchos murieron, no fue un Exilio,  fue lo que dejo el genocidio a los verdaderos dueños de esta tierra y patria, intentando matar su identidad, sus creencias, su ideología socialista, su amor por el medio con el que coexistían; bajo una severa custodia militar recorrieron desde los Valles Kalchakíes hasta La costa del Río de la Plata en el lapso de un año, hombres, mujeres y niños aborígenes se trasladaron a pie por más de 1.500 Km. a pie y sin comida. De los supervivientes, unos 750 indios llegaron entre agosto y noviembre de 1666 al nuevo asentamiento elegido por los vencedores, a unas 200 familias se les fijaron como lugar de residencia la zona de un mundo distante recostado sobre las orillas barrosas, a unas cinco leguas al sur de la ciudad de Buenos Aires. Fueron ubicados en una estancia de media legua de frente por una y media de fondo, precisamente entre las calles que hoy día se conocen en la localidad como Zapiola en Bernal y Guido en Quilmes y desde las barrancas del bañado (río de la Plata)hasta el deslinde con el partido hoy de Almirante Brown. El lugar recibió el nombre de “La Reducción de la Exaltación de la Santa Cruz de los Quilmes”. Su fecha de fundación fue el 14 de septiembre de 1666. Partieron la Nación Kilme, la desmembraron y hasta le cambiaron el nombre por Quilmes con “Q” y “s” en perfecto español, pero la identidad de este pueblo quedo marcada para siempre en la fundación de la localidad, " único caso del mundo donde un Pueblo conquistado lleva el nombre  de los ¿vencidos?" y desde aquí comienza la otra historia. Por obvias razones en la historia Argentina escrita por los vencedores, hay que saltarse algo tan desconocido como fundamental: el caso de la Cacica Isabel Pallamay, una Kilme cacique de caciques, descendiente nieta de don Martín Iquín, Hija de María Chalpi y Francisco Pallamay, la historia sudamericana la nombrara como la Pallamay, Señora de los Quilmes; fue la primera mujer Curaca o Cacique de cualquier Nación Indígena, al menos de Sudamérica. Mujer valerosa que logra imponer su linaje en 1703 teniendo catorce años en esa época turbulenta, atreviéndose a reclamarle al conquistador lo que creía le pertenecía por derecho.

LAS DOS CARAS DEL DESTIERRO La historia oficial dirá que “El destierro fue resultado de un acuerdo entre el gobernador de Tucumán en esa época, Mercado de Villacorta, y el presidente de la Real Audiencia de Buenos Aires, Don José Martínez de Salazar.” El arreglo permitía la venta de manadas de indios, que serian desnaturalizados a cambio de contribuciones para el ejército. Esto tenía como fin no solo evitar los alzamientos de nuestros pueblos sino, además, arrebatarles territorios para compensar a oficiales y soldados que habían participado en las campañas. También era una manera de “proveer mano obra esclava a particulares y ciudades”; En la historia escondida los españoles trajeron al grueso de los desarraigados Kilme en 1666 para lo que hoy es la costa del río de Quilmes, pero no vinieron casualmente para acá. Investigaciones arqueológicas y documentación posterior prueban que  Mercado y Villacorta, el militar y gobernador que obtiene la conquista y destierro, había sido Presidente de la Audiencia de Buenos Aires y estaba involucrado en el contrabando, había sido enviado a Tucumán ¡como castigo!…La Reducción que se instala acá, en las costas del Río de la Plata que hoy es Quilmes, ¡no es casual! fue una pantalla para utilizar a los Kilme como mano de obra esclava y contribuir al contrabando por una zona de fácil acceso para los barcos y sus cómplices, el administrador o corregidor español y doctrinero con el nombre de Protector de Naturales y los evangelizadores. En las excavaciones realizadas en la plaza de la ciudad origen de la reducción,   “El Proyecto Arqueológico Quilmes en 1995”; se encontraron gran cantidad de material arqueológico europeo antiguo: lozas, cerámicas y vidrios ¡que no son de 1850!, sino cerámicas del año 1700; O sea, es de suponer que la gente de la Reducción no tenía un poder adquisitivo como para andar utilizando utensilios importados de muy alto valor, era un pueblo indio de última, que según los documentos las casas se venían abajo, la iglesia era sencilla y ¿cómo hay tanta profusión, variedad y calidad de material importado? ¿Qué pasaba acá para que haya tanto material importado de esa época? Entonces aquí venían a parar las cosas del contrabando y desde allí se redistribuían; ¿qué tenía que ver la iglesia con todo eso? Siendo el mecanismo de control. La historia oficial dirá que la población Quilmes se fue extinguiendo a mediados del siglo XVIII, donde después terminaron desapareciendo, un pueblo  diluido en silencio en la mezcla de razas como así también por el hecho de que se negaban a procrear y  a consecuencia de la  viruela importada de Europa, en aquel fatídico 1718. Sin embargo, en la historia escondida, la verdadera historia es otra: nuestros antepasados nunca dejaron de existir porque, en el momento de las últimas batallas, muchos escaparon hacia los cerros Tucumanos y de lo que hoy es Santa Maria en  Catamarca. La prueba mas importante esta documentada en 1716 o sea, cincuenta años después de que la historia nos sepultara como Nación Kilme, el cacique del pueblo de Kilme residente en Tucumán, don Diego Utivaitina, recibió de los representantes del Rey de España una Cedula Real, que reconocía a los “Quilmes” y a los Amaichas la propiedad del territorio en el que vivían. Además, la Cedula Real ordenaba a los terratenientes del llano de Tucumán que dejaran volver a los pueblos encomendados para que habitaran, en forma libre, las tierras que les habían sido devueltas. Existen algunas notas que hablan de muy pequeños asentamientos producidos en el camino del exilio en Córdoba, Santa Fe y lógicamente en Quilmes donde existen descendientes quizás no de sangre pura, pero verificables y finalmente, nosotros los nacidos en esta tierra donde descansan la sangre y huesos de los bravos guerreros Kilme y que desde la memoria, la palabra, los escritos y las imágenes los mantendremos vivos hasta que la historia, les de el lugar que les corresponde como luchadores por la libertad americana. Algunos dicen que la tragedia de los Kilme es uno de los secretos mejor guardado en la historia de América, hasta hoy.