El techo se vino abajo, sobre lo que era la cocina. Todo se quemó y ahora viven en lo que era el comedor. Tiene agujeros en los techos, padece el frío y todo se complica por su condición de salud. Ella, que necesita dormir con el respirador, contó como fue esa mañana en la que se produjo el incendio. "hace quince años vivimos acá, no nos quedó nada, ni fotos de mis hijos tengo".
Remarcó la gran ayuda de los vecinos, que los asistieron con agua, ropa y comida: "Ellos no me dejaron sola".
También dijo que se quedan allí a cuidar lo poco que les queda, a raíz de la inseguridad porque quedó todo abierto.
"Las 24 horas necesito oxigeno, vivo entre la espada y la pared"
Burocracia:
"Del Municipio se acercaron al principio: nos dieron frazadas, colchones y chapas. Están hablando de un subsidio, pero el tiempo pasa y mi situación de salud tampoco ayuda a que yo pueda seguir esperando", demandó.
Los vecinos sí la ayudaron mucho, así como también la Escuela pública N° 68 José Hernandez: realizaron venta de comida para juntar fondos, pero eso no alcanza, y su mejor amiga brindó un teléfono por si la gente quiere colaborar (1130204673).