18 de agosto de 2020

El crimen de Micaela, al borde de quedar impune: los 4 detenidos son menores de 14, 15, 16 y 17 años. Faltan dos que tienen 21 y 23. Sospechan que este último, que está prófugo, es quien le disparó

Cuatro adolescentes de 14, 15, 16 y 17 años, son los detenidos hasta el momento por el crimen de Ariana Micaela Romero, una oficial de la Policía Federal Argentina (PFA) de 23 años que trabajaba como custodia en la Quinta presidencial de Olivos y fue asesinada de un disparo en el pecho durante un asalto este domingo en Pellegrini y 395, en el barrio Novak de Quilmes Oeste. Como los acusados son menores de edad, la causa quedó ahora en manos de la UFI Nº1 del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil de Quilmes, a cargo de la fiscal María Julia Botasso, que estuvo a cargo de las indagatorias por el delito de homicidio en ocasión de robo este lunes por la tarde. Uno de los acusados, según trascendió, tenía un pedido de captura por un robo desde el 17 de mayo del 2019, a requerimiento del Juzgado Correccional Criminal Federal N° 20 de Capital Federal. Dos de los detenidos, Luis Sebastián Carnero y Matías Vladimir Zamudio, aseguraron en su declaración que no participaron en el hecho, pero por el momento seguirán detenidos. Los otros, en tanto, se negaron a declarar por recomendación de sus defensores. Su situación procesal les es favorables por su condición de menores de edad.

Intensamente buscados 
Hay dos prófugos, ambos mayores de edad, de 21 y 23 años. El de 23 es Pablo Montenergro, que tiene un frondoso prontuario, estuvo preso y gozaba del beneficio de la excarcelación. El criminal es sospechado de haber sido el autor de los disparos. Además, el agravante es que el delincuente era un ex novio de una policía de la ciudad, y trascendieron fotos de él con el uniforme de la mujer, portando en la cintura su arma reglamentaria. A la mujer se le inició un sumario interno por esto. 

El caso: 
El crimen ocurrió cerca de las 7 de la mañana del domingo cuando Romero, que trabajaba hacía un año en la fuerza pero se encontraba con licencia médica y sin su arma reglamentaria, salió a comprar cigarrillos junto a un amigo en un comercio ubicado en la calle 395 y Carlos Pellegrini, en Quilmes Oeste. En ese momento, seis delincuentes en tres motos los interceptaron para robarles. Sin mediar palabras, luego de sacarles sus celulares, uno de ellos le disparó en el pecho y huyeron. La víctima fue trasladada en grave estado por un grupo de vecinos al Hospital El Cruce de Florencio Varela, donde ingresó inconsciente y falleció a los pocos minutos. La familia de la joven, que era madre de una nena de dos años, cree que los motochorros eran de la zona y le dispararon por ser policía. “Le sacaron el celular y las zapatillas a este chico, Micaela no quiso entregar un celular y le dijeron ‘ella es cobani’ y le pegaron a secas un disparo en el pecho, la reconocieron”, dijo Sara, una tía de la víctima, al canal TN durante una manifestación este lunes para reclamar Justicia. Natalia, otra tía de la víctima, aseguró que “todo el barrio la conocía porque era una chica humilde” y que “los delincuentes son del barrio” y los conocen “desde chiquitos”. El domingo a la noche, horas después del crimen, la fiscal Karina Gallo de la UFI Nº 4 de Quilmes, dispuso una serie de allanamientos en el barrio Novak, donde el personal de la comisaría 5ta. y de la DDI de Quilmes, con apoyo de la División Investigación de Homicidios de la PFA, aprehendieron a los cuatro sospechosos y secuestraron balas y vainas servidas de calibre .22 que serán cotejadas con un proyectil similar que fue extraído del cuerpo de la joven en la autopsia. “El sueño de ella era ser policía, el año pasado se graduó, tenía una hija de 2 años y siete hermanos. Era una excelente persona, todo lo que tenía lo tuvo con el esfuerzo y apoyo de su familia”, destacó una de las tías de Micaela, que actualmente integraba la División Protección Residencia Presidencial de Olivos y Operaciones. “Ella se mudó hacía dos días a su casa que la tuvo con sacrificio, se rompió el bocho estudiando para llegar a donde llegó, a la residencia de Olivos, con orgullo digo que mi sobrina fue una gran policía”, expresó la mujer. “Si ella hubiera lastimado a uno de ellos estaría presa”, agregó y pidió que “haya un juicio y que (los acusados) vayan presos”.