15 de agosto de 2020

17 de agosto: somos lo que debemos ser

 Por: Mg. Ariel Hartlich

El mártir nacional de Cuba, José Martí, en el año 1889 escribió su ensayo Tres héroes, dedicado a los libertadores de América: Miguel Hidalgo de México, Simón Bolívar de Venezuela y José de San Martín del Río de la Plata. En el texto, el gran poeta y patriota cubano, observó los valores de estos “tres hombres sagrados”, que llevaron consigo “el decoro de muchos hombres”, capaces de revelarse con terrible fuerza contra la opresión, en tiempos donde la deshonra imperaba.

Concretamente, para Martí cada uno de estos seres encarnó a todo un pueblo y la misma dignidad humana. Entre ellos, destacó la figura de San Martín como el libertador del Sur, el que al enterarse de la guerra por la libertad americana dejó su destacada carrera militar en Europa y marchó hacia Buenos Aires a “cumplir con su deber”. Y pese a que los españoles aplastaban a los patriotas en todo el continente, desde México hasta Chile, “donde estaba San Martín siguió siendo libre la América”. Hasta que llegó al Perú, y se encontró con Bolívar a quien el General San Martín “le cede la gloria”; para luego retirarse a Europa “triste” y morir el 17 de agosto de 1850 en brazos de su hija Mercedes. Entonces, en palabras del propio Martí los héroes son “los que pelean para hacer a los pueblos libres, o los que padecen en pobreza y desgracia por defender una gran verdad”, al contrario de “los que pelean por la ambición, por hacer eslavos a otros pueblos, por tener más mando, por quitarle a otro pueblo sus tierras”, que no son héroes, “sino criminales”.

Conviene subrayar que José Martí, quien unos años antes de caer en combate por la liberación de su país se desempeñó como cónsul argentino en Nueva York, resaltó en su ensayo el carácter de nuestro Libertador, quien al regresar a territorio rioplatense no dio discurso alguno, sino que “sable en mano” fue a pelear por la libertad. Años después, en Boulogne Sur Mer, San Martín redactó su testamento, donde textualmente se refirió al arma que erigió su puño libertario para garantizar la independencia de todos y todas las/os argentinos/as: “el sable que me ha acompañado en toda la Guerra de la Independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina Don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción, que como Argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los Extranjeros que tratan de humillarla”.

Por su parte, un siglo después de la muerte del General San Martín, en Argentina se declaró el año del Libertador, rindiéndole múltiples homenajes e instalando definitivamente su figura en el cetro del imaginario nacional. En particular, el presidente Juan Domingo Perón inauguró las sesiones del Congreso Nacional el 1 de mayo de 1950, con un mensaje donde invocó la memoria del Gran Capitán para afirmar que “somos lo que debemos ser”, haciendo referencia al axioma sanmartiniano. En efecto, Perón recurrió a la reconocida frase del Libertador “serás lo que debas ser…”, para reafirmar el compromiso de su gestión con el legado independentista y a la vez exhibir todo lo realizado en materia económica, social y política, en defensa de la soberanía nacional por la que había luchado el Libertador. 

Al mismo tiempo, Perón en su discurso se refirió a quienes creyeron insultar al pueblo peronista con motes como  descamisados o aluvión zoológico, para afirmar que “los descamisados del aluvión zoológico han sabido defender en todas partes con ardoroso entusiasmos la dignidad nacional, mejor que los más conspicuos y diplomáticos de la vieja oligarquía”. Es decir, que el Presidente argentino asoció indisolublemente,  al héroe de la Patria, con el decoro de todo un pueblo y el cumplimiento del deber, así como lo sugirió el ensayo martiano.

Pero, como ocurrió tantas veces en nuestra historia, la falta de decoro se apoderó de la escena nacional y como en su tiempo San Martín y Rosas, Juan Domingo Perón también se vio obligado a marchar al exilio. En esos años de indecorosa zozobra se erigen mujeres y hombres que asumen la máxima sanmartiniana y son lo que deben ser…

En definitiva, en este 17 de agosto de 2020 quiero dejar mi reconocimiento a aquellos/as compatriotas que asumieron y asumen el deber libertario que legaron nuestros héroes. Entre ellos/as a Manuel Gallardo, a quien en agosto de 2019 tuve el privilegio de acompañar cuando, luego de 56 años, volvió cuadrarse con honra frente al sable corvo del Libertador en el Museo Nacional. Esto es, porque Manuel fue uno de los descamisados que integró la resistencia peronista luego del golpe de estado de 1955; y el 12 de agosto de 1963, junto a un comando de la Juventud Peronista, ingresó al Museo, tomó la asigne arma del Libertador para exigir la anulación los ignominiosos contratos petroleros, la libertad de todos los presos políticos y el fin de las proscripciones, con la realización de elecciones libres. Luego, siguieron años de cárcel y torturas sufridas por Manuel junto a “los que pelean para hacer a los pueblos libres, o los que padecen en pobreza y desgracia por defender una gran verdad”.

Se agradece su difusión

Bibliografìa:

- CAPDEVILA, Arturo (1982) El Pensamiento Vivo de San Martin. Editorial Losada, Buenos Aires.

- GALASSO, Norberto (2007) Seamos libres y lo demás no importa nada. Vida de San Martín. Ediciones Colihue, Buenos Aires.

- JUVENTUD PERONISTA (1963) “Comunicado número 1, del 12 de agosto”. Archivo personal de Manuel Gallardo.

- MARTÍ, José (1889) “La Edad de Oro”, mes de julio, Editor A. Dacosta Gómez, New York.

- PERÓN, Juan Domingo (1950) “Mensaje a la Asamblea Legislativa del 1° de mayo”. Congreso de la Nación, Cámara de Diputados.