Todo se desarrolló en cuestión de minutos; una vecina observó un reguero de sangre que iba dejando un caballo el cual tenía un profundo corte en una de sus patas. A la altura de la avenida República del Líbano y 397 (muy cerca de Camino General Belgrano) el equino se desplomó en plena calle. A los pocos minutos el carrero, con la ayuda de dos hombres más que arribaron al lugar para ayudarle, le ataron una soga al equino y le hicieron un torniquete en la pata herida, de la cual brotaba una gran cantidad de sangre. Muy debilitado, el caballo fue obligado a pararse y, convaleciente, los carreros se lo llevaron caminando. Se fueron en dirección al Arroyo donde en las últimas semanas fueron encontrados varios cuerpos de equinos muertos.
