El Padre Obispo de la diócesis de Quilmes, Carlos José Tissera, brindó una misa por los 350 años del Partido de Quilmes. La misma se realizó hoy, domingo 14 de agosto, a las 9 en la Catedral de Quilmes “Inmaculada Concepción”. La particularidad de esta celebración es que se llevó adelante en el marco de las distintas celebraciones y actividades por los 40 años de la creación de la diócesis de Quilmes.
Participó el Intendente de Quilmes, Martiniano Molina, con todo su equipo de gobierno, además de legisladores, concejales, integrantes del Poder Judicial, miembros de las fuerzas vivas de la ciudad, además de representantes de otras confesiones religiosas, como de instituciones educativas del distrito.
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HOMILIA MISA 350 AÑOS DE LA COMUNIDAD CRISTIANA DE QUILMES
Iglesia Catedral – Domingo 14 de agosto de 2016
Sr. Intendente Municipal
Sres. Legisladores
Sres. Concejales
Autoridades del Poder Judicial
Hermanas y hermanos de otras confesiones cristianas y de otros credos
Autoridades Militares y Policiales
Representantes de las asociaciones intermedias
Instituciones del Partido de Quilmes
Abanderados, Docentes y alumnos
Personas de los Medios de prensa
Sr. Cura Párroco
Hermanas y hermanos:
Estamos participando de esta Eucaristía, que quiere decir “acción de gracias”, para elevar nuestras oraciones agradecidas por los 350 años de la llegada de los indios Kilmes a la ribera del Río de la Plata, procedentes del Tucumán. Su nombre nos identifica en el país. Agradecemos por la historia tejida por las sucesivas generaciones de mujeres y hombres que poblaron este suelo, procedentes de diversos orígenes, hasta de otros continentes, y que nos legaron el rico acervo cultural del que formamos parte como pueblo quilmeño.
La palabra de Dios hoy nos habla, en la segunda lectura, de mantener fijos nuestros ojos en Jesús, el consumador de nuestra fe. Jesús, desde la cruz, se nos muestra solidario con nuestros dolores y sufrimientos. Ese misterio redentor de Jesucristo dio nombre a nuestra ciudad: la Reducción de la Exaltación de la Cruz de los Indios Kilmes. A la sombra de la cruz ha crecido nuestro pueblo.
En el evangelio que hemos proclamado recién, Jesús dice: “Tengo que recibir un bautismo ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!”. Ese bautismo es su propia Pasión, su entrega en la Cruz. Ella será causa de división. Unos no la tolerarán y considerarán que Cristo es un fracasado, y otros lo aceptarán crucificado con todas las consecuencias que eso implica. Optar por Jesús es cosa seria. Es dar la vida en el amor, el servicio y la generosidad. Es vivir en la verdad, la justicia y la paz. La misericordia que Dios nos predica desde la Cruz, derramando su sangre para el perdón de los pecados de la humanidad, nos da la gracia para ser también misericordiosos con los demás. La esencia del evangelio predicado desde hace 350 años en Quilmes es: misericordia.
Fijando los ojos en Jesús, en esta ciudad de la Exaltación de la Cruz de los Indios Kilmes, queremos saborear las estrofas de este canto que compuso uno de nuestros misioneros de la diócesis de Quilmes, el P. Germán Pravia:
“En la cruz diste la vida”
Siendo Dios se hizo carne, Jesucristo servidor,
Fiel al pobre y fiel al Padre, al extremo nos amó.
En la cruz ajusticiado, solidario en el dolor.
Tanta siembra da su fruto. El resurge vencedor.
Cuando sea levantado, hacia mí los atraeré.
Soy el Siervo traspasado, soy Señor, resucité.
En la cruz diste la vida, Dios y Hombre redentor.
¡El Vía Crucis no termina, danos hoy resurrección!
Hay un pueblo caminando, son los Kilmes rumbo al sur.
Reducidos por la fuerza de la espada y de la cruz.
Procesión de condenados con Jesús van a morir.
Nuestra diócesis de Quilmes con su sangre va a vivir.
Somos el pueblo que llevamos los estigmas en la piel.
Es la marca de los clavos, en las manos y en los pies.
Poderosos de este mundo, pies de barro sépanlo.
No se crean más los dueños: ¡Jesucristo es el Señor!
En el sur de Buenos Aires nos vinimos a juntar,
Hoy al pie de nuestra cruz esta María de Luján.
Se nos mezclan las culturas, cumbia, rock y chamamé.
Somos pueblo que madura, solidario y con fe.
En la noche de la Historia no dejamos de soñar.
Nos afirma la esperanza que la vida puede más.
En Jesús se nos revela nuestro rostro de verdad.
Estos 350 años de Quilmes, coinciden con la próxima fiesta de los 40 años de nuestra Diócesis, en la que inicia su ministerio episcopal el Padre Obispo Jorge Novak, marcándola con su impronta profundamente evangélica, con una opción misionera desde los más humildes y alejados, en comunión con las demás iglesias cristianas y en defensa de los derechos humanos.
Además, celebramos con todo el corazón el Año del Bicentenario de la Independencia. La tierra donde nacimos es símbolo de los brazos de Dios que nos han acogido en este mundo, y el pueblo del que formamos parte es una trama que nos contiene, nos otorga una identidad y un sentido de pertenencia. Demos gracias a Dios por nuestra Patria.
En esta conmemoración de los 350 años de la Comunidad de Quilmes, “Jesús nos convoca a una vida compartida, a un compromiso por el bien de todos, a un sentido comunitario y social, como ciudadanos de la única casa que es nuestra Patria” (“El Bicentenario. Tiempo para el encuentro fraterno de los argentinos”. CEA. 2016)
Que esta celebración eucarística nos inunde de profundos sentimientos de gratitud y de grandes deseos de generosidad para construir una sociedad más justa y más fraterna, mas inclusiva y solidaria.
+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes
Participó el Intendente de Quilmes, Martiniano Molina, con todo su equipo de gobierno, además de legisladores, concejales, integrantes del Poder Judicial, miembros de las fuerzas vivas de la ciudad, además de representantes de otras confesiones religiosas, como de instituciones educativas del distrito.
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HOMILIA MISA 350 AÑOS DE LA COMUNIDAD CRISTIANA DE QUILMES
Iglesia Catedral – Domingo 14 de agosto de 2016
Sr. Intendente Municipal
Sres. Legisladores
Sres. Concejales
Autoridades del Poder Judicial
Hermanas y hermanos de otras confesiones cristianas y de otros credos
Autoridades Militares y Policiales
Representantes de las asociaciones intermedias
Instituciones del Partido de Quilmes
Abanderados, Docentes y alumnos
Personas de los Medios de prensa
Sr. Cura Párroco
Hermanas y hermanos:
Estamos participando de esta Eucaristía, que quiere decir “acción de gracias”, para elevar nuestras oraciones agradecidas por los 350 años de la llegada de los indios Kilmes a la ribera del Río de la Plata, procedentes del Tucumán. Su nombre nos identifica en el país. Agradecemos por la historia tejida por las sucesivas generaciones de mujeres y hombres que poblaron este suelo, procedentes de diversos orígenes, hasta de otros continentes, y que nos legaron el rico acervo cultural del que formamos parte como pueblo quilmeño.
La palabra de Dios hoy nos habla, en la segunda lectura, de mantener fijos nuestros ojos en Jesús, el consumador de nuestra fe. Jesús, desde la cruz, se nos muestra solidario con nuestros dolores y sufrimientos. Ese misterio redentor de Jesucristo dio nombre a nuestra ciudad: la Reducción de la Exaltación de la Cruz de los Indios Kilmes. A la sombra de la cruz ha crecido nuestro pueblo.
En el evangelio que hemos proclamado recién, Jesús dice: “Tengo que recibir un bautismo ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!”. Ese bautismo es su propia Pasión, su entrega en la Cruz. Ella será causa de división. Unos no la tolerarán y considerarán que Cristo es un fracasado, y otros lo aceptarán crucificado con todas las consecuencias que eso implica. Optar por Jesús es cosa seria. Es dar la vida en el amor, el servicio y la generosidad. Es vivir en la verdad, la justicia y la paz. La misericordia que Dios nos predica desde la Cruz, derramando su sangre para el perdón de los pecados de la humanidad, nos da la gracia para ser también misericordiosos con los demás. La esencia del evangelio predicado desde hace 350 años en Quilmes es: misericordia.
Fijando los ojos en Jesús, en esta ciudad de la Exaltación de la Cruz de los Indios Kilmes, queremos saborear las estrofas de este canto que compuso uno de nuestros misioneros de la diócesis de Quilmes, el P. Germán Pravia:
“En la cruz diste la vida”
Siendo Dios se hizo carne, Jesucristo servidor,
Fiel al pobre y fiel al Padre, al extremo nos amó.
En la cruz ajusticiado, solidario en el dolor.
Tanta siembra da su fruto. El resurge vencedor.
Cuando sea levantado, hacia mí los atraeré.
Soy el Siervo traspasado, soy Señor, resucité.
En la cruz diste la vida, Dios y Hombre redentor.
¡El Vía Crucis no termina, danos hoy resurrección!
Hay un pueblo caminando, son los Kilmes rumbo al sur.
Reducidos por la fuerza de la espada y de la cruz.
Procesión de condenados con Jesús van a morir.
Nuestra diócesis de Quilmes con su sangre va a vivir.
Somos el pueblo que llevamos los estigmas en la piel.
Es la marca de los clavos, en las manos y en los pies.
Poderosos de este mundo, pies de barro sépanlo.
No se crean más los dueños: ¡Jesucristo es el Señor!
En el sur de Buenos Aires nos vinimos a juntar,
Hoy al pie de nuestra cruz esta María de Luján.
Se nos mezclan las culturas, cumbia, rock y chamamé.
Somos pueblo que madura, solidario y con fe.
En la noche de la Historia no dejamos de soñar.
Nos afirma la esperanza que la vida puede más.
En Jesús se nos revela nuestro rostro de verdad.
Estos 350 años de Quilmes, coinciden con la próxima fiesta de los 40 años de nuestra Diócesis, en la que inicia su ministerio episcopal el Padre Obispo Jorge Novak, marcándola con su impronta profundamente evangélica, con una opción misionera desde los más humildes y alejados, en comunión con las demás iglesias cristianas y en defensa de los derechos humanos.
Además, celebramos con todo el corazón el Año del Bicentenario de la Independencia. La tierra donde nacimos es símbolo de los brazos de Dios que nos han acogido en este mundo, y el pueblo del que formamos parte es una trama que nos contiene, nos otorga una identidad y un sentido de pertenencia. Demos gracias a Dios por nuestra Patria.
En esta conmemoración de los 350 años de la Comunidad de Quilmes, “Jesús nos convoca a una vida compartida, a un compromiso por el bien de todos, a un sentido comunitario y social, como ciudadanos de la única casa que es nuestra Patria” (“El Bicentenario. Tiempo para el encuentro fraterno de los argentinos”. CEA. 2016)
Que esta celebración eucarística nos inunde de profundos sentimientos de gratitud y de grandes deseos de generosidad para construir una sociedad más justa y más fraterna, mas inclusiva y solidaria.
+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes