6 de mayo de 2015

La quilmeña Ana María Arroyos llegó al país y está grave estado: permanece internada en el Finochietto con una infección generalizada

Ana María Arroyos, la quilmeña de 49 años que enfermó mientras participaba de un crucero en Jamaica, llegó al país y fue trasladada al Sanatorio Finochietto con una infección generalizada. Según detalla el parte médico de esa institución, su cuerpo tiene afectados distintos órganos, con mayor compromiso del pulmón. Su estado, según se informó ayer, es grave.

Arroyos tiene "síndrome de distrés respiratorio (debido a una) sepsis", que deberá "ser evaluada persistentemente" por el equipo médico del hospital. "La infección del pulmón provoca una inflamación del órgano que afecta la oxigenación de la sangre", explicó a los medios que se acercaron al hospital uno de los integrantes del equipo médico que asiste a Arroyos desde su llegada al país en un avión sanitario de una empresa de asistencia al viajero.

El profesional explicó que la mujer está recibiendo antibióticos y analgésicos y que se encuentra internada en terapia intensiva con asistencia respiratoria mecánica.

Guillermo Baqué, esposo de Ana María, informó que en el Finochietto se conformó una junta médica que está haciendo todas las evaluaciones clínicas necesarias para definir el diagnóstico. Para eso, los especialistas tuvieron que reconstruir lo que ocurrió durante los últimos 20 días. "Mientras tanto, permanece en coma inducido en la terapia intensiva", agregó Baqué.

También comentó a Télam que a su esposa la habían operado durante la internación en el país caribeño. "Los médicos dijeron que tenían una infección generalizada en la parte baja del abdomen que luego llegó a los pulmones", precisó. En todo momento, según continuó, "la intención del capitán fue bajarla del crucero" y aseguró que ya le solicitó a la empresa la "constancia del motivo" por el que la bajaron "por la fuerza".

La hija de Ana María, Celeste, también habló ayer con los medios en la puerta del hospital. Contó que su madre pasó "días muy duros porque estaba sola" y trató de no asustar a su familia, que la esperaba en Buenos Aires. "Cuando la internaron en Jamaica, mi mamá nunca se enteró de que la iban a intubar ni que la iban a traer en un avión sanitario de regreso al país", detalló.

Todo comenzó cuando el domingo 12 de abril, mientras disfrutaba de unas vacaciones a bordo de un barco de Norwegian Cruise con una de sus hijas, Ana María sintió dolores muy fuertes en el abdomen. El médico de a bordo le diagnosticó una gastroenteritis aguda y la medicó.

Frente a la persistencia de los dolores y la ineficacia del tratamiento, el capitán del barco decidió que Ana María y su hija abandonaran el crucero para recibir mayor atención médica en tierras jamaiquinas, a pesar de que el lugar donde las hizo descender no contaba con un centro asistencial acorde con las necesidades del caso. La joven comenzó a reclamar y la única respuesta de las autoridades del barco, según denunció, fue obligarla a descender esposada.

La empresa Assist Card, a la que madre e hija habían contratado el servicio de cobertura antes de viajar, informó ayer sobre "un completo operativo médico" para el traslado de la paciente desde Jamaica y su internación en el Sanatorio Finochietto.