La emoción de miedo es la más primitiva de todas, está asociada a la principal característica o finalidad de cualquier ser vivo, es decir, la supervivencia. Es una emoción universal, necesaria y adaptativa que todos experimentamos cuando nos enfrentamos a determinados estímulos tanto reales como imaginarios, los niños a lo largo de su desarrollo sufrirán y experimentarán numerosos miedos: a la separación, a los extraños, etc. La mayoría serán pasajeros y no representarán problemas, irán apareciendo y desapareciendo en función de la edad y del desarrollo psiconeurológico.
Es un mecanismo muy útil, una especie de alarma, que nos avisa de la existencia de un peligro, para superar la amenaza y conservar la vida. Ya que sin el miedo, no tendríamos cautela ante situaciones peligrosas. Funciona sin que nos demos cuenta, evaluando todo lo que percibimos y reaccionando ante cualquier sospecha de peligro.
El problema es cuando nos anulan y bloquean sin que seamos capaces de avanzar o cuando nos incapacitan para llevar una vida normal.
¿Qué pasa cuando se evita el miedo? Este crecerá, se extenderá y generalizará a otras varias situaciones, por ello aunque genere algo de ansiedad es muchísimo mejor exponerse, enfrentarlo, resolverlo y analizar las consecuencias que evitarlo. La ansiedad que pueda generar al intentar resolverlo va a ser siempre mucho menor que lo que genera mantenerlos. Por tanto no sólo será normal sino también necesario que los niños experimenten miedos específicos y concretos ante situaciones, objetos y pensamientos que impliquen peligro o amenaza real, evitando así correr potenciales riesgos innecesarios que puedan poner en peligro su vida, su salud o su bienestar físico o psicológico.
¿Cuándo un miedo se considera fobia?
En general los miedos se disipan conforme el niño va madurando, basta con un control adecuado por parte de los padres. Pero cuando el miedo es intenso y limitador requerirá atención psicológica.
¿Cómo puedes identificar si lo que sientes es miedo o fobia?
Los miedos siempre se dan ante situaciones que realmente provocan miedo. Las fobias, en cambio, se dan ante situaciones que normalmente no suponen una amenaza, son inofensivas. El miedo provoca unas reacciones físicas “normales”: por ej. Sudoraciones, pero en las fobias estas reacciones son muy exageradas. El miedo no te hace cambiar tu rutina. Puede crear malestar, pero no interfiere en lo cotidiano, porque se soporta. La fobia sí. Impide que se realicen tareas cotidianas y limita el transcurso del día a día. La fobia te limita, pues no puedes hacer lo que te gustaría, siempre “dependes” de ella. El miedo no repercute negativamente en el desarrollo personal, el ambiente familiar, el rendimiento académico o en las relaciones sociales. La fobia sí. Además las fobias tienen una característica: se suelen generalizar, aumentando la intensidad del miedo que se siente y extendiéndose a otras situaciones en las que antes no se sentía miedo.
Lic. María Maldonado
Terapeuta Familiar – Psicotécnicos – Orientación Vocacional
MN. 46833 – MP. 61787
Tel. 1557524584
@Licmmaldonado @Licmarymaldo
Es un mecanismo muy útil, una especie de alarma, que nos avisa de la existencia de un peligro, para superar la amenaza y conservar la vida. Ya que sin el miedo, no tendríamos cautela ante situaciones peligrosas. Funciona sin que nos demos cuenta, evaluando todo lo que percibimos y reaccionando ante cualquier sospecha de peligro.
El problema es cuando nos anulan y bloquean sin que seamos capaces de avanzar o cuando nos incapacitan para llevar una vida normal.
¿Qué pasa cuando se evita el miedo? Este crecerá, se extenderá y generalizará a otras varias situaciones, por ello aunque genere algo de ansiedad es muchísimo mejor exponerse, enfrentarlo, resolverlo y analizar las consecuencias que evitarlo. La ansiedad que pueda generar al intentar resolverlo va a ser siempre mucho menor que lo que genera mantenerlos. Por tanto no sólo será normal sino también necesario que los niños experimenten miedos específicos y concretos ante situaciones, objetos y pensamientos que impliquen peligro o amenaza real, evitando así correr potenciales riesgos innecesarios que puedan poner en peligro su vida, su salud o su bienestar físico o psicológico.
¿Cuándo un miedo se considera fobia?
En general los miedos se disipan conforme el niño va madurando, basta con un control adecuado por parte de los padres. Pero cuando el miedo es intenso y limitador requerirá atención psicológica.
¿Cómo puedes identificar si lo que sientes es miedo o fobia?
Los miedos siempre se dan ante situaciones que realmente provocan miedo. Las fobias, en cambio, se dan ante situaciones que normalmente no suponen una amenaza, son inofensivas. El miedo provoca unas reacciones físicas “normales”: por ej. Sudoraciones, pero en las fobias estas reacciones son muy exageradas. El miedo no te hace cambiar tu rutina. Puede crear malestar, pero no interfiere en lo cotidiano, porque se soporta. La fobia sí. Impide que se realicen tareas cotidianas y limita el transcurso del día a día. La fobia te limita, pues no puedes hacer lo que te gustaría, siempre “dependes” de ella. El miedo no repercute negativamente en el desarrollo personal, el ambiente familiar, el rendimiento académico o en las relaciones sociales. La fobia sí. Además las fobias tienen una característica: se suelen generalizar, aumentando la intensidad del miedo que se siente y extendiéndose a otras situaciones en las que antes no se sentía miedo.
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