12 de abril de 2015

Afirman que una plaza de Bernal Oeste se convirtió en aguantadero

Vecinos del barrio 24 de Marzo, de Bernal Oeste, denunciaron que no pueden llevar a sus hijos a la plaza del Club Zapiola, debido a que las pandillas de la zona destrozaron los juegos y aprovechan el lugar como "aguantadero" para la venta de drogas.
A raíz de esta preocupante situación, las madres deben llevar a sus pequeños a otra plaza que se encuentra a casi 2 kilómetros de distancia. El espacio público en cuestión está ubicado sobre la avenida Agustín Pedemonte (la continuación de Zapiola) y la calle 191, en el límite con Avellaneda. Allí hay una manzana que, según explicaron, pertenece al Club Zapiola. 
Una parte de esos terrenos, la que da a la calle Rodolfo Ragucci, fue cedida a la comuna para que se construya una plaza, que fue finalizada -tras intensos reclamos- hace apenas 10 meses.
Pero fue poco el tiempo que pudieron aprovecharla, ya que ahora está completamente destruida, en total estado de abandono. Ninguno de los juegos está sano y para colmo representan un serio riesgo hacia cualquier niño que intente utilizarlos.
En diálogo con El Quilmeño, la vecina Marcela Acuña expresó: "Yo no llevo a mis nietos a ese lugar, prefiero caminar 15 o 20 cuadras para que jueguen en otra plaza. Ya casi no se ven chicos que jueguen ahí", remarcó.
Asimismo, recordó cuando, en vísperas de las vacaciones de invierno del año pasado, "el Municipio puso los juegos y los cercos, cortó el pasto y pintó el lugar". "Está muy descuidada, deberían poner más juegos, plantas y mejor iluminación", añadió Acuña.

Narcotráfico
Lo que todos los vecinos saben -y con temor comentan- es que la plaza se convirtió en el epicentro de la venta de drogas en la zona. "Hay gente que destrozó todos los juegos para que nadie pueda usar el espacio. Ahora se juntan a consumir y, al mismo tiempo, se puede ver como vienen a comprar la droga para llevársela a otros lugares", expresaron a este medio dos madres, que solían llevar a sus hijos a jugar en ese espacio verde perdido. (Fuente: El Quilmeño)