3 de enero de 2015

Porque sentimos ansiedad?

La Ansiedad es una emoción, que no es mala a priori, como habitualmente se suele pensar. Supone una activación del organismo, que se prepara para hacer frente a una amenaza o peligro, e implica factores cognitivos, fisiológicos y conductuales o motores. Tanto las sensaciones físicas como los pensamientos y conductas aparecen siempre, en mayor o menor medida una u otra, pero interrelacionadas.
La ansiedad es una sensación de temor, intranquilidad e inquietud ante una situación que se aproxima y que al mismo tiempo no tenemos muy claro a qué se debe o cual es la razón exacta que provoca nuestro estado de malestar. Como cuando dices: “Tengo un presentimiento”
La diferencia del miedo, es que sabemos exactamente, en general a que se debe y lo que nos provoca miedo es algo inminente y muy claro. Por ejemplo, el ser asaltados, en esa situación podemos experimentar el miedo concreto a que nos roben.
En cambio en la ansiedad, no tenemos muy claro a qué se debe esta preparación, es como un miedo difuso, sin objeto específico.
Hay alguna manera de controlarlo?
Controlar es el problema, no la solución. La ansiedad es una emoción o un conjunto de sensaciones que nos preparan para hacer frente a algún tipo de amenaza, mediante una activación general del organismo. Si una persona que pasea tranquilamente en la selva ve acercarse un león, todo su cuerpo se activará en un segundo para poder huir: necesitará sangre en las extremidades para correr (palpitaciones), más oxígeno en la sangre (hiperventilación), y expulsará “lastre”, todo aquello que le sobre para correr más rápido (todos sabemos desde niños que es normal sentir ganas de orinar cuando estamos nerviosos). Es decir, que tiene una función adaptativa. Si en ese momento de ansiedad tratamos de controlar la respiración, le mandamos al cuerpo un nuevo mensaje de que hay algo contra lo que luchar, aumentando la activación y por tanto, la propia ansiedad y las sensaciones que, paradójicamente, pretendíamos evitar.
¿Cómo hay que tratarlo?
En primer lugar, acudiendo a un especialista. Cada trastorno de ansiedad puede suponer tratamientos distintos, además de que cada persona es diferente y el tratamiento debe ajustarse al paciente. Básicamente, se trata de aprender a ver esas sensaciones como algo normal y lógico, parte de nosotros y nuestro organismo, y aceptar la posibilidad de que aparezcan en algunos momentos. Esta aceptación produce el efecto paradójico de reducción de las mismas. Además, es importante analizar y valorar aquellos pensamientos e ideas que puedan influir en el proceso, y por supuesto enfrentarse, con todos esos recursos, a aquello que se teme y se está evitando (salir a la calle, hablar en público, etc...)
Lic. María Maldonado
MP: 61787
Terapeuta Familiar – Psicotécnicos
  Orientación Vocacional