(Por AW) - Cuando me enteré que había ganado una beca de estudios en Málaga (España), una de las primeras cuestiones que se me cruzaron por la mente fue ¿cómo voy a hacer con la insulina?. Planear un viaje prolongado teniendo diabetes tiene como base preveer que voy a necesitar durante el tiempo que esté lejos de mi casa.
Siendo diabética desde los 5 años, y como cualquier diabético que ya está familiarizado con la enfermedad, soy consciente de los insumos que necesito para vivir. Por eso, una de las primeras cosas de las que me encargué junto con mi familia, fue preveer contar con éstos por el tiempo que estuviese afuera.
Cuando armé el bolso de mano puse la mayor cantidad posible de insulinas dentro. Como me iba por seis meses el bolso estaba prácticamente repleto no solo de insulinas sino de otros insumos y de los objetos de valor regulares que cualquier persona pone aparte, por ejemplo, una notebook. Tome la decisión de dejar un par de cajas de insulina en mi casa porque supuse desde el sentido común que en la actualidad había un sistema de envíos a nivel internacional. Era lo que me decía el sentido común, pero ¿quién diría que no era así?.
Mi familia intentó por varios medios enviarme la insulina, pero fue imposible, parecía que hacer este envío quebrantaba algún código internacional. Como si hacerlo pusiese en riesgo un vuelo o a alguien, como mínimo, una ridiculez. Si a ésto le sumamos todo el tema de la AFIP y los Euros (algo que merece una nota aparte) aunque es de conocimiento común pese a que muchos lo quieran negar, cada día confirmo más que vivimos en el reino del revés. Parece que cuanto más simple y transparente es el trámite que querés hacer, más te tratan como si fueses un desubicado, como si vos estuvieses fuera de lugar.
Nunca pensé que sería un problema hacer este tipo de envío entre Argentina y España, sino hubiese traído todos lo que necesitaba de un principio, aunque excediese el peso permitido del bolso de mano. Pero además, lo que me sorprende (aunque a estas alturas ya no tanto) es que de fondo los diabéticos y los familiares, que a veces son los que más se terminan preocupando, están absolutamente desamparados frente a esta situación.
Finalmente, un amigo de mi papá me consiguió muy amablemente la insulina. Pero fue suerte que el tuviese el contacto para conseguirla. Podría no haber sido así y realmente no se que hubiésemos hecho.
A continuación pueden leer la carta que escribió mi familia relatando los problemas que se encontró al querer enviarme la insulina. El motivo de difundir esta situación es para en primer lugar, no dejarla en el ámbito personal, es decir, si bien la información de por sí no resuelve nada, si puede crear las bases para que a futuro lo hagan. En segundo lugar, porque quiero que si algún otra persona con diabetes vivió la misma situación se comuniquen conmigo y me cuenten lo que les sucedió. Y por último, también, si saben de algún modo de enviar insulina a nivel internacional.
Nuestra hija Anabel está viviendo en Málaga, España, con una beca otorgada por la Universidad Nacional de Quilmes desde el 4 de febrero de 2013. Ella tiene diabetes mellitus, motivo por el cual necesita suministrarse insulina para vivir.
Cuando emprendió el viaje llevó la mayor parte de la insulina que necesitaba para los meses que se tenía que quedar. Hace un mes atrás nos avisó que necesitaba que le enviásemos la insulina que había dejado porque la que tenía no era suficiente para lo que le quedaba de estadía en España.
Para enviarle la insulina averiguamos que en la reglamentación del ANMAT está contemplado el envío de medicamentos a un familiar que vive en el extranjero. El trámite es sencillo en este organismo, debiendo ir después al Correo Argentino Internacional para concretar dicho envío. La primera traba que encontramos fue que el Correo Argentino Internacional no hace envíos de insulina con los requerimientos de temperatura necesarios (2ºC a 8ºC). Luego intentamos por correos privados que lo hacen aún más dificultoso. Es decir, si bien tienen cadena de frío, se requiere de despachantes de aduana con un costo muy elevado para el envío desde Ezeiza y la recepción en Madrid. Además, dichos correos no llegan puerta a puerta, nuestra hija tendría que haber viajado de Málaga al aeropuerto de Barajas para retirar la insulina.
Desde que supimos que no se podía enviar por Correo Argentino Internacional nos dirigimos a Cancillería para pedir ayuda en la Dirección de Argentinos en el Exterior. Presentamos una nota explicando la situación y como respuesta nos dijeron que desde el Correo Diplomático no llevan líquidos porque ellos llevan documentación diplomática. Es importante aclarar que si bien la insulina es líquida, viene envasada de tal manera que no tiene pérdidas, lo que se conoce comúnmente como "lapicera de insulina".
Nosotros les pedimos a Cancillería si por favor la podían llevar en bolso de mano a lo cual también se negaron sin dar una explicación lógica. También nos propusieron hacer el envío a través de Aerolíneas Argentinas con requisitos como una orden médica de un médico español residente en España y con el inconveniente de que la insulina llegaba sólo hasta el aeropuerto de Madrid.
Durante tres semanas nos comunicamos con Cancillería por mail y personalmente muchas veces y aun sabiendo que se agotaban todas las posibilidades por otros medios siguieron manteniendo su negativa a hacerle llegar la insulina a nuestra hija.
Finalmente, un amigo español que vive en Madrid, que recibió nuestro pedido de ayuda, se ocupó de conseguir la insulina que necesitaba. Creemos que Cancillería, a través de la Dirección de Argentinos en el Exterior, tendría que ayudar a los ciudadanos argentinos particularmente en situaciones como ésta que se trata de un medicamento sin el cual la persona tiene complicaciones y literalmente no puede vivir.