La denuncia del chatarrerío de Amoedo fue publicada por varios medios en todo este tiempo pero ningún funcionario ha hecho nada por cerrarla
DESDE HACE MÁS DE DOS AÑOS UN GRUPO DE VECINOS DE QUILMES OESTE VIENE DENUNCIANDO LA EXISTENCIA DE UNA CHATARRERÍA CLANDESTINA UBICADA EN LA MITAD DE LA MANZANA QUE COMPRENDEN LAS CALLES AMOEDO, E. DEL CAMPO, CALLE 321 Y LISANDRO DE LA TORRE.

A esto hay que sumarle la presencia de roedores cuyo tamaño ahuyentan a los gatos y los perros.
A principios de febrero de este año, merced a una gestión que realizó por Facebook una vecina con el secretario de Medio Ambiente, Claudio Olivares, funcionarios de esa área municipal visitaron el barrio para interiorizarse del problema.
A la semana siguiente el propio Olivares se reunió con los vecinos y les prometió que en 60 días la chatarrería se iba a ir del lugar. “Esperaron 2 años, esperen 2 meses” –dijo el secretario municipal a los vecinos impacientes por vivir tranquilos, sin ruidos, sin contaminación y sin ratas.
La excusa que dio el funcionario para no actuar de inmediato fue una supuesta nota presentada por los propietarios de la chatarrería pidiendo ese plazo para mudarse.
“Si actuamos e infraccionamos lo que ocurre es que esta gente apela, presenta expedientes que no se resuelven y demora más tiempo. Esperemos los 2 meses y si no clausuramos” –les dijo Olivares.
Desde la promesa oficial a la fecha pasaron más de 2 meses y la chatarrería –como muestra la imagen- sigue trabajando y molestando con sus ruidos. Este lunes cerca de la 2 de la madrugada, un camión de gran porte introdujo un enorme tanque que al caer produjo una vibración de tal magnitud que fracturó el vidrio de la ventana en una vivienda contigua al ilegal comercio.
Minutos después los operarios de la chatarrería se pusieron a cortarlo con los sopletes, los mismos que generan los olores, la contaminación y los residuos que se pegan en la ropa tendida.
Pero Olivares no es el único funcionario que ampara (¿o hay otra palabra que defina lo que pasa?) la ilegal situación de la chatarrería.
A menos de 50 metros del lugar vive el subsecretario de Inclusión Social, Enrique Castro. Los vecinos le vienen pidiendo que interceda para poner fin a esta ilegalidad. La respuesta fue siempre la misma: “No es mi área. Aparte…están trabajando ¿qué quieren que vayan a robar?”.
En varias ocasiones han visto a Daniel Poste (uno de los dueños del comercio ilegal) conversando amablemente en la puerta de la vivienda de Castro. Las sospechas de los vecinos se incrementan y con razón.
Otro que tampoco hizo nada fue el subsecretario de Comercio, Juan Pablo Di Maio. A fines del año anterior cuando distintos medios decepcionaron la queja vecinal, el funcionario envió un inspector a la chatarrería, quien verificó el funcionamiento de la misma.
“Ya los inspeccioné. La semana que viene vengo y les labro el acta de infracción” –les dijo a los vecinos que nada conocen del procedimiento legal que corresponde.
Es que la chatarrería esta ubicada en una zona donde no pueden funcionar este tipo de comercio. Lo que hubiese correspondido era la clausura inmediata.
Para esa misma fecha el concejal Diego Iglesias presentó un pedido de informe en el Concejo Deliberante haciéndose eco de la demanda vecinal. El mismo fue aprobado en noviembre pasado, pero hasta la fecha el gobierno de Gutiérrez no ha enviado la respuesta.