Un momento muy conmovedor se vivió ayer cuando se recordó a María del Carmen Alburúa, hermana del secretario Ernesto Alburúa
EN LA APERTURA DE LA SESIÓN DE AYER, CUANDO CORRESPONDÍA EL MOMENTO DE LOS HOMENAJES, LA EDIL MARÍA DEL LUJAN DUBROCA REALIZÓ UNA DISTINCIÓN A LAS MUJERES QUE FUERON SÍMBOLO EN LA HISTORIA. EL HOMENAJE CERRÓ CON UN SENTIDO RECONOCIMIENTO A MARÍA DEL CARMEN ALBURÚA, A QUIEN TODOS LOS PRESENTES RECORDARON CON UN FUERTE BATIR DE PALMAS, ENTRE ELLOS SU HERMANO, EL SECRETARIO Y EX CONCEJAL ERNESTO ALBURÚA.
María del Carmen Alburúa tuvo su último mandato en el Honorable Concejo Deliberante de Quilmes entre 1999 y 2002 por el Frente Grande.Supo desempeñarse como presidenta del Concejo durante el gobierno de la Alianza de Fernando Geronés.
Alburúa marcó historia en la política quilmeña e hizo temblar al ex intendente Aníbal Fernández en el marco de una controversia con Aguas Argentinas en la que la empresa le reclamaba al municipio deudas impagas por 400.000 pesos.
Aquel conflicto fue el origen de la fuga del intendente: en octubre de 1994, la concejal Alburúa denunció a la Dirección General de Servicios Sanitarios por haber contratado a un grupo de abogados ajenos al organismo para llevar adelante las negociaciones con el Ente Regulador de Aguas: la designación del estudio había sido autorizada por medio de un decreto firmado por el intendente.
El 27 de octubre de ese año, la prensa informó que serían detenidos el intendente Aníbal Fernández y dos de sus secretarios.
Luego de destacar en su homenaje la impronta de mujeres tales como Evita Perón, la concejal Dubroca exclamó: “María del Carmen Alburúa fue otra de las mujeres que han sido un símbolo en nuestra historia, y a pesar de su desaparición física siempre la seguiremos recordando, por eso pido para ella un fuerte aplauso”, concluyó.
En ese momento la totalidad de los presentes se expresó con un fuerte batir de palmas, todo ante la presencia de su hermano, el querido Ernesto “tito” Alburúa, que de frente a las 24 bancas aplaudía muy conmovido junto con al presidente del cuerpo, José Migliaccio, quien le palmeaba la espalda en un emotivo gesto de acompañamiento.
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