Una madre de Quilmes Oeste orgullosa de su hijo Santiago, protagonista en un musical en calle Rivadavia
EN ABRIL DEL CORRIENTE ‘LA MIRADA’ PUBLICÓ SOBRE SANTIAGO PINTOS MARCONI, UN DESTACADO JOVEN DE QUILMES OESTE QUE FUE BECADO POR LA FUNDACIÓN JULIO BOCCA. EN ESE MARCO, DESDE EL EQUIPO DE REDACCIÓN EXPRESAMOS NUESTRA ALEGRÍA POR DIFUNDIR SU HISTORIA, UNA HISTORIA QUE DEMUESTRA QUE, CON MUCHO SACRIFICIO Y ESFUERZO, SIEMPRE AL FINAL DEL CAMINO SE ENCUENTRA LA RECOMPENSA. EN ESTE ASPECTO EN EL DÍA DE AYER ANDREA MARCONI, MADRE DE SANTIAGO, NOS ENVIÓ UN CORREO DE LECTOR PARA CONTARNOS CÓMO CONTINUÓ LA CARRERA DE SU HIJO. A CONTINUACIÓN EL TEXTO DEL E-MAIL.
....de la noticia que uds. publicaron les cuento que mi hijo, después de una selección, quedó para un papel en una obra que se estuvo haciendo en Rivadavia 129, sobre el “Cine Cervantes”.
Se llamó “Las Princesas Bailarinas”, y fue su DEBUT, en una comedia musical para niños, en el papel del Soldado Márquez. Un pequeño comienzo, pero importante a la hora de sumar!.
El sueño está en marcha. Quería compartirlo con ustedes que supieron hacerse eco en su momento. Saludos. Los sigo por facebook. Andrea.
A CONTINUACIÓN EL ARTÍCULO PUBLICADO EL 20-04-10:
Orgullo de Quilmes Oeste: Santiago Pintos Marconi, becado por la Fundación Julio Bocca
SANTIAGO ES UN JOVEN DE 16 AÑOS QUE POR SUS ENORMES CONDICIONES FUE BECADO DOS VECES CONSECUTIVAS POR LA FUNDACIÓN JULIO BOCCA. CURSA EL ÚLTIMO AÑO DEL SECUNDARIO EN EL COLEGIO SAGRADA FAMILIA Y ESTÁ LLEVANDO A CABO SUS ESTUDIOS EN LA ESCUELA DE COMEDIA MUSICAL QUE DIRIGE EL MUNDIALMENTE FAMOSO BAILARÍN ARGENTINO.
Parece un cuento la historia de este joven, pero muchas veces, como les sucede a las buenas personas, lo increíble se entrama con lo real y lo que parecía casi imposible se vuelve realidad.
Con 16 años, Santiago Pintos Marconi parecía un muchacho más, que llevaba una vida normal y estaba terminando sus estudios en el colegio Sagrada Familia de Quilmes Oeste. Sin embargo, este joven cargado de sueños, aspiraba a concretar una meta que -con el condicionante de tener 16 años- parecía verdaderamente difícil: estudiar danzas en la academia Julio Bocca, a la guía de los más eximios profesores del país y del mundo.
Con apoyo de su madre, Andrea Karina Marconi, Santiago pudo despegar: Andrea envió un e-mail a la Fundación Julio Bocca, para ver si su hijo podía ingresar a la escuela, sólo para ver si podía empezar.
El director de la academia, Ricky Pashkus -que dirige la escuela junto con Julio Bocca- atendió la inquietud de Andrea, y la citó para una audición para el joven a través de la cual se podría ganar una beca completa o media.
Tal como lo relató el propio Santiago “fui, di la audición, que es para cualquier persona con conocimiento o no de canto o danza, y pude darlo bien. Y así resulté elegido. No lo podía creer. Fui a preguntar si había escuchado bien, si me habían elegido a mí, y era realmente así”.
De esta forma el joven de Quilmes Oeste fue seleccionado de entre un nutrido grupo de jóvenes aspirantes a formarse junto a los mejores profesores y artistas del país y del mundo.
Sueño hecho realidad:
Santiago destacó su alegría por la beca en la Escuela de Adultos de Julio Bocca "porque yo vengo de Adolescentes y ya había querido entrar a la Escuela por este medio, y no había podido hacerlo. Hice una nueva audición, no estaba tan nervioso como antes y quizás porque era más grande, la cosa no fue tan difícil. Hice la etapa de adolescentes principiantes y luego, por las condiciones y la edad, me pasaron a Adultos.”
“Era la audición más difícil, porque ahí sólo se trata de bailarines. Me sentía nervioso y cuando dijeron el número, el mío no estaba. Me puse de malhumor, tenía ganas de romper todo, fueron tres días terribles porque me parecía que había dado todo, incluso tenía el reconocimiento de los maestros.”
"Me llamó Marisa Conde y me pidió que dejara de mandar mails quejándome o preguntando. Me dijo que yo tenía la beca, le pregunté si no se confundía con la de Adolescentes, y me ratificó que tenía la beca completa de Adultos. Ahí me quedé. Me puse recontracontento y ahora estoy con todo porque eso fue más original, porque a los demás se lo dijeron ahí y a mí en mi casa. Sin duda, fue más emocionante".
Luchar por lo que uno quiere, insistir y no bajar los brazos:
Santiago reconoció que la pasión por el baile "empezó desde que tengo uso de razón. En las filmaciones caseras, siempre estoy yo bailando, no es que jugaba a la pelota como los otros. Ellos hacían fútbol y yo estaba bailando, qué sé yo, temas nuevos de Britney Spears. Mi vieja se dio cuenta, porque yo tendría unos siete años, iba a los cumpleaños y me ganaba los trofeos de baile.”
“Con una profesora, que daba clases en mi escuela, en el Fleming, hicimos las averiguaciones. Ella sólo daba clases a chicas. Fui a una clase y ella quedó impactada, porque yo hacía artes marciales y tenía mucha elongación. Se quedó sorprendida, pero me daba vergüenza tener que bailar entre tantas chicas. Yo sabía lo que hacía bien, contaba con buen oído, avanzaba pero repito que tenía vergüenza. Entonces, la profesora me daba clases a mí solo y me dijo que cuando me decidiera, iba a estar con las chicas. Pasó un mes y arranqué con danza jazz. Fui a competencias en Quilmes, en Capital, también en Córdoba".
"Esas experiencias me ayudaron para seguir creciendo. Más tarde hice salsa y merengue, y seguí con las artes marciales. Y después llegó lo de la Fundación Julio Bocca".
Orgullo y amor compartido:
Cuando ingresó a la Fundación Santiago destacó el gran apoyo de su madre Andrea: "Quiero compartir esta emoción con mi vieja, que está siempre a mi lado, y decir llegar a ‘la Julio Bocca’ es lo máximo.”
En tanto, Andrea sigue enorgulleciéndose cada día de su hijo: “tengo en casa un gran motivo de orgullo” señaló, al distinguir a Santiago que “ganó por segunda vez consecutiva una beca integral de estudio en la escuela de comedia musical de Julio Bocca.”
Próximas metas:
De cara a lo que viene, Santiago aspira a “terminar los estudios de cuatro años de Adultos en la Fundación, si me da el cuerpo y el talento. Aclaro que no es por tener un título sino por ser alguien mejor bailando, y posteriormente, podría ingresar al IUNA -Instituto Universitario Nacional del Arte-, hacer la carrera de coreógrafo, trabajar de esto que es lo único que me gusta y sé hacer bien. En fin, llegar a ser coreógrafo, bailarín o profesor de danzas".
Felicitaciones:
Desde este equipo de redacción nos enorgullecemos de un valor tan importante como el de Santiago, y nuestro deseo más profundo es que este joven pueda llegar a alcanzar todas sus metas porque, lo ha demostrado, cuenta con toda la capacidad para hacerlo. Asimismo estamos felices de difundir su historia para que esta sirva de ejemplo de que todo se puede, con mucho sacrificio y esfuerzo seguramente, pero al final del camino siempre encontraremos la recompensa.
Con 16 años, Santiago Pintos Marconi parecía un muchacho más, que llevaba una vida normal y estaba terminando sus estudios en el colegio Sagrada Familia de Quilmes Oeste. Sin embargo, este joven cargado de sueños, aspiraba a concretar una meta que -con el condicionante de tener 16 años- parecía verdaderamente difícil: estudiar danzas en la academia Julio Bocca, a la guía de los más eximios profesores del país y del mundo.
Con apoyo de su madre, Andrea Karina Marconi, Santiago pudo despegar: Andrea envió un e-mail a la Fundación Julio Bocca, para ver si su hijo podía ingresar a la escuela, sólo para ver si podía empezar.
El director de la academia, Ricky Pashkus -que dirige la escuela junto con Julio Bocca- atendió la inquietud de Andrea, y la citó para una audición para el joven a través de la cual se podría ganar una beca completa o media.
Tal como lo relató el propio Santiago “fui, di la audición, que es para cualquier persona con conocimiento o no de canto o danza, y pude darlo bien. Y así resulté elegido. No lo podía creer. Fui a preguntar si había escuchado bien, si me habían elegido a mí, y era realmente así”.
De esta forma el joven de Quilmes Oeste fue seleccionado de entre un nutrido grupo de jóvenes aspirantes a formarse junto a los mejores profesores y artistas del país y del mundo.
Sueño hecho realidad:
Santiago destacó su alegría por la beca en la Escuela de Adultos de Julio Bocca "porque yo vengo de Adolescentes y ya había querido entrar a la Escuela por este medio, y no había podido hacerlo. Hice una nueva audición, no estaba tan nervioso como antes y quizás porque era más grande, la cosa no fue tan difícil. Hice la etapa de adolescentes principiantes y luego, por las condiciones y la edad, me pasaron a Adultos.”
“Era la audición más difícil, porque ahí sólo se trata de bailarines. Me sentía nervioso y cuando dijeron el número, el mío no estaba. Me puse de malhumor, tenía ganas de romper todo, fueron tres días terribles porque me parecía que había dado todo, incluso tenía el reconocimiento de los maestros.”
"Me llamó Marisa Conde y me pidió que dejara de mandar mails quejándome o preguntando. Me dijo que yo tenía la beca, le pregunté si no se confundía con la de Adolescentes, y me ratificó que tenía la beca completa de Adultos. Ahí me quedé. Me puse recontracontento y ahora estoy con todo porque eso fue más original, porque a los demás se lo dijeron ahí y a mí en mi casa. Sin duda, fue más emocionante".
Luchar por lo que uno quiere, insistir y no bajar los brazos:
Santiago reconoció que la pasión por el baile "empezó desde que tengo uso de razón. En las filmaciones caseras, siempre estoy yo bailando, no es que jugaba a la pelota como los otros. Ellos hacían fútbol y yo estaba bailando, qué sé yo, temas nuevos de Britney Spears. Mi vieja se dio cuenta, porque yo tendría unos siete años, iba a los cumpleaños y me ganaba los trofeos de baile.”
“Con una profesora, que daba clases en mi escuela, en el Fleming, hicimos las averiguaciones. Ella sólo daba clases a chicas. Fui a una clase y ella quedó impactada, porque yo hacía artes marciales y tenía mucha elongación. Se quedó sorprendida, pero me daba vergüenza tener que bailar entre tantas chicas. Yo sabía lo que hacía bien, contaba con buen oído, avanzaba pero repito que tenía vergüenza. Entonces, la profesora me daba clases a mí solo y me dijo que cuando me decidiera, iba a estar con las chicas. Pasó un mes y arranqué con danza jazz. Fui a competencias en Quilmes, en Capital, también en Córdoba".
"Esas experiencias me ayudaron para seguir creciendo. Más tarde hice salsa y merengue, y seguí con las artes marciales. Y después llegó lo de la Fundación Julio Bocca".
Orgullo y amor compartido:
Cuando ingresó a la Fundación Santiago destacó el gran apoyo de su madre Andrea: "Quiero compartir esta emoción con mi vieja, que está siempre a mi lado, y decir llegar a ‘la Julio Bocca’ es lo máximo.”
En tanto, Andrea sigue enorgulleciéndose cada día de su hijo: “tengo en casa un gran motivo de orgullo” señaló, al distinguir a Santiago que “ganó por segunda vez consecutiva una beca integral de estudio en la escuela de comedia musical de Julio Bocca.”
Próximas metas:
De cara a lo que viene, Santiago aspira a “terminar los estudios de cuatro años de Adultos en la Fundación, si me da el cuerpo y el talento. Aclaro que no es por tener un título sino por ser alguien mejor bailando, y posteriormente, podría ingresar al IUNA -Instituto Universitario Nacional del Arte-, hacer la carrera de coreógrafo, trabajar de esto que es lo único que me gusta y sé hacer bien. En fin, llegar a ser coreógrafo, bailarín o profesor de danzas".
Felicitaciones:
Desde este equipo de redacción nos enorgullecemos de un valor tan importante como el de Santiago, y nuestro deseo más profundo es que este joven pueda llegar a alcanzar todas sus metas porque, lo ha demostrado, cuenta con toda la capacidad para hacerlo. Asimismo estamos felices de difundir su historia para que esta sirva de ejemplo de que todo se puede, con mucho sacrificio y esfuerzo seguramente, pero al final del camino siempre encontraremos la recompensa.