ME DIRIJO HOY A LA OPINIÓN PÚBLICA PARA ACLARAR DEFINITIVAMENTE ALGUNOS CONCEPTOS, QUE CREO SON UN DEBER QUE ACOMPAÑA MI VOLUNTAD INQUEBRANTABLE DE SOSTENER EL CONTRATO ÉTICO Y MORAL QUE RENOVÉ CON MIS VECINOS EN JUNIO DE 2009, CUANDO FUI HONRADO CON UNA NUEVO MANDATO LEGISLATIVO.
Carta abierta a la comunidad de Quilmes
Garantía de impunidadEl Concejo Deliberante que presido no está en modo alguno paralizado. Está siendo sí víctima de la extorsión de un grupo de concejales, los que acompañan al intendente Francisco Gutiérrez, que han abandonado sus lugares de trabajo y representación, que no han presentado un solo pedido de sesión para tratar otra cosa que no sea cambiar la presidencia que ejerzo, que no presentan proyectos, ni acuden a las sesiones que se convocan.
Frente a ellos, otros doce ediles, entre quienes me encuentro, acuden todos los días a sus lugares de trabajo, ingresan proyectos, asisten a las sesiones y atienden a diario a un sinnúmero de vecinos y entidades que acercan sus preocupaciones y conflictos.
Entre quienes no trabajan y quienes si lo hacemos, hay una diferencia abismal: el respeto por el vecino que nos ha votado.
Más allá de esto, es necesario desnudar de una vez por todas las verdaderas razones del intendente Gutiérrez en su obsesiva cruzada por conducir el Concejo Deliberante: su pánico a ser controlado.
Es mentira que le importe la foto de una sesión de Apertura de Sesiones en compañía de un concejal que representa un pensamiento distinto al suyo. Si pudiera comprar la voluntad de algunos que no piensan como él, y que han exhibido una férrea voluntad de no vender sus espacios, lo haría sin dudar. De hecho, a esa abominable transacción se halla abocado desde hace tres meses.
Es mentira también, que le preocupe “el respeto por la voluntad popular” porque ha sido justamente ésta, la que ha dejado el Concejo Deliberante con un número de concejales del arco opositor en condiciones de elegir una autoridad distinta a la suya. Nuestro número no salió de un repollo sino de los votos del pueblo. Un pueblo que evidentemente no entra dentro de sus consideraciones, ni sus respetos, ni sus responsabilidades. Una enorme masa de vecinos a los que ha decidido ignorar y deslegitimar.
La función central del Cuerpo Deliberativo es la de controlar las acciones del Ejecutivo. En éste marco, no es casual que la tradición de los intendentes del Conurbano exhiba una inconmovible pulsión por cazar los sillones desde los cuales pueden revisarse sus cuentas, controlarse sus obras, y legislarse a favor de poner coto a algunos desbordes. Es ese el temor de Francisco Gutierrez y de allí su cruzada por no permitir un Deliberante en manos distintas a las de si mismo.
Yo gobierno, yo me controlo, yo me perdono; es la ecuación que busca. Un circuito perfectamente cerrado, sin el que algunas de las prácticas que más han lastimado la política y la calidad de vida de todos, puede sobrevivir.
Nadie sabe cual será el futuro que reciba en algún tiempo a ésta coyuntura que atravesamos. En lo personal, sepan quienes me han votado que defenderé la trinchera de los intereses de la mayoría, con toda la fuerza de las que mis humanas posibilidades son capaces. Y desde mi rol institucional, llevaré adelante todas las acciones que sean necesarias en resguardo del funcionamiento del Cuerpo que conduzco.
Insisto: el Concejo está funcionando en las espaldas de quienes respetan la ley. Hay doce que no lo hacen. Eso no es parálisis, sino la pretensión descarada de un ejercicio impune que no se les permitirá, porque en lo que a mi presidencia respecta, se acabaron los privilegios que parece alimentar el calor del poder. Esos mismos privilegios a los que seguiré combatiendo siempre, sea cual fuere el lugar que me toque ocupar.
Por último, quiero reafirmar que mi presidencia sigue abierta al diálogo. Que éste, solo sirve en términos de intereses ciudadanos. Eso y no otra cosa es gobernar, un verbo al que Francisco Gutiérrez, obsesionado por evadir el control, intenta convertir en sinónimo de obediencia ciega.
Concejal Mario Sahagún, Vecino de Quilmes