El partido de anoche dejó muchas situaciones a analizar: la infracción de Jonás Gutiérrez, no sancionada por Baliño, que derivó en el gol de Defensa y Justicia. El extraño episodio posterior al gol, donde un alcanzapelotas del local se acercó a cargar a los que estaban en el banco de Quilmes y al árbitro se le fue literalmente "el partido de las manos". La expulsión del juvenil Francisco Ilarregui (bien echado) por un cabezazo a tan solo 8 minutos de haber entrado.
Con sus fallos (en su mayoría desacertados) el árbitro tuvo un papel preponderante en el desarrollo del partido.
Sin embargo, una situación de la que no se habló en ningún Medio, y que debería haber derivado en la suspensión del partido, fue la agresión que el jugador Orihuela recibió desde la tribuna local, a los 75 minutos, cuando se disponía a patear un córner y recibió un proyectil en la cabeza, arrojado desde la tribuna.
CABE DESTACAR QUE UN DÍA ANTES, EN EL PARTIDO NEWELLS - CENTRAL, EL REFERÍ SUSPENDIÓ EL PARTIDO PORQUE LE ARROJARON UN PROYECTIL DESDE LA TRIBUNA AL CUARTO ÁRBITRO.
En este caso, como no se trataba de un asistente arbitral sino de un jugador de fútbol, el árbitro le ordenó patear el córner y el partido siguió como si nada. Lamentable.
