Con el objetivo de mantener su buen presente, Quilmes se presentó en Victoria para enfrentar a Tigre, un equipo que llegó a la fecha 11 del campeonato doméstico con la necesidad de recuperar la regularidad. Si bien la paridad de ambos equipos dejó el marcador abierto durante la mayor parte del espectáculo, el que tomó las iniciativas del pleito fue el dueño de casa.
La superioridad del conjunto de Pedro Troglio fue tan notoria que a la media hora logró reflejarla en los números. Una exquisita triangulación ofensiva le permitió a Martín Galmarin enviar un preciso centro para que Carlos Luna improvise una palomita perfecta y deje sin posibilidades a Cesar Rigamonti. Con el vuelo del Chino el Matador sonreía en el norte del conurbano bonaerense.
No conforme con la mínima diferencia Tigre continuó lastimando al Cervecero, y antes de llegar al descanso logró expandir su hegemonía. Otra combinación letal conformada por Diego Sosa y Alexis Castro derivó en el 2 a 0 para que la tarde gris se convierta en una fiesta en el José Dellagiovanna.
En el complemento Tigre transformó el choque en un monólogo y su juego mereció derivar en la goleada. Si bien hubo muchas acciones desperdiciadas por falta de precisión, en las instancias finales Federico González capitalizó la desinteligencia defensiva de la visita y selló el 3 a 0.
