5 de octubre de 2025

GRELAK CERRÓ SU CICLO 2025 SIN GANAR NI UN SOLO PARTIDO: en su sexto partido como DT, su equipo cerró el campeonato con una nueva derrota en el Centenario, 1-0 frente a Tristán Suárez


En un encuentro opaco, sin matices, el cervecero sostuvo la peor versión de sí mismo y terminó cayendo 1-0 frente a Tristán Suárez, con un gol de Alexis Domínguez Ansorena de penal en el segundo tiempo. Fue una manera cruel y ajustada de cerrar una campaña que ya había entrado en zona de desencanto.

Desde el pitazo inicial, quedó claro que no sería una tarde para recordar de parte del equipo local. Tristán Suárez entendió mejor la lectura del juego: orden, paciencia para esperar los espacios y disciplina para capitalizar la ocasión que le concedieron. Quilmes, por el contrario, volvió a demostrar su incapacidad para hilvanar dos jugadas seguidas, sufre en la gestación ofensiva y no encuentra cómo romper líneas.


El dominio del visitante nunca fue arrollador, pero sí sostenido. Quilmes apenas logró inquietar de manera aislada: escasos disparos al arco, poca proyección ofensiva y la sensación de que el equipo transitaba sin brújula. Esa impotencia visitante potenció la confianza de un Suárez ordenado, decidido a agazaparse hasta que se presentara la oportunidad.


Y la ocasión llegó. En el segundo tiempo, a los 55 minutos, un penal de Domínguez Ansorena fue transformado desde los doce pasos. El 1-0 pareció justo por lo visto dentro del rectángulo.


La roja que selló el destino


Aun con el marcador adverso, al menos había aire para buscar una reacción. Pero Quilmes ni siquiera pudo intentarlo con números completos. Sobre el final del encuentro, Mirko Juárez fue expulsado en el equipo cervecero, reduciendo aún más las chances de reacción.


Con el silbatazo final, Quilmes selló su campaña con un sabor amargo. Cerró lejos del reducido: quedó a 10 puntos del último equipo que clasificó al torneo reducido (Patronato) para luchar por el segundo ascenso. Y, en otro golpe anímico, quedó también a 4 unidades de Arsenal, que terminó siendo el último conjunto que descendió. Esa doble distancia describe con crudeza la posición intermedia en la que quedó el Cervecero: demasiado lejos del sueño, pero no lo suficientemente firme para evitar el fantasma del descenso como amenaza latente.


No había más margen, el torneo concluyó y los hinchas quedaron con conclusiones para digerir. Quilmes finaliza esta temporada sin honor ni ilusión, repitiendo defectos que parecen enquistados: escasa ofensiva, dificultad para sostener el juego y fragilidad emocional en momentos decisivos.